domingo, 27 de abril de 2025

Vida de hombres y pueblos

 

Pasé casi un embarazo en el centro de Inglaterra y, después de ese tiempo, no estoy en condiciones de explicar cómo es esta sociedad. Es gente amable a la que no le falta la sonrisa, es educada con aires introvertidos que les proporciona algo de misterio por el que no aciertas a comprender si es que no saben y no contestan o, sencillamente, te despachan sin resolver nada de lo que preguntas y te preocupa. Tal vez, la conclusión, es que hay de todo un poco.

Al hablar de España siempre digo que es un país residencial, debido especialmente a su clima. Por ella, en todas las épocas, han pasado miríadas de personas de todas las latitudes, dando lugar a que civilizaciones enteras se asentaran en sus tierras y eso, quieras o no, determina el carácter de su gente. El clima influye igual o de forma parecida en la calidad de vida de los seres humanos y esta es enormemente más confortable cuando aquel es agradable. Por eso no son ni parecidos los vascos, cántabros o astures -combativos, altaneros, ponderados- a los andaluces, extremeños o castellanos -resignados, indiferentes, adustos-, toda vez que los primeros resistían a sus invasores para evitar ahogarse en un mar de aguas bravas y los segundos, aguantando como hombres de la gleba los palos de los guerreros que bajaban, subían y viceversa a conquistar nuevas tierras o huyendo de las mismas.

Algo similar ha debido pasar por estas tierras septentrionales de U.K., rodeadas de agua por todas partes, donde su clima infernal las ha convertido en charcos o en un barrizal. Por ello, sus habitantes se lanzaron al mar en busca de algo mejor, forjando aventuras de todo tipo y todo ello sin despegar los labios, con la sonrisa y un puñal en la boca, con la rapidez de un instante y la violencia de salvarse o morir. No se fían ni de su padre.

Posiblemente, hayan ya bajado algo la guardia y les guste más la calidez de los latinos, el chisporroteo de los orientales y la mansedumbre de la gente orientar o de color. Una mezcla de ingredientes a la que se asoman sin mezclarse. Pienso que su destino es caminar solos, por la condición de su clima, aunque no sea yo quien lo comparta, pues tengo la sensación de que con todos pueden llevarse bien, siendo los defensores de nadie. Europa, de la que, mediante un referéndum decidieron aislarse, los necesita y, sin lugar a duda, sus habitantes también están necesitados de ella. Y lo digo, pese a que los españoles seamos propensos a echar culpas a los que no nos den la razón, oponiéndonos a sus criterios, que son los que más nos incordian.

Allí, a no saber su idioma, aprendí a hablar para comunicarme con dibujos y signos, dedos y gestos que no recomiendo, dado que la ignorancia desconfía y la duda todo cuestiona. Ya me hubiera gustado saber de primera mano cómo se ganan la vida, cómo son sus políticos, por qué se emborrachan sus jóvenes, qué hacen las personas de la tercera edad o qué sienten por su realeza…. Nuestra existencia, limitada por razones variopintas, algunas como la distancia o el idioma, las podremos salvar iniciando a nuestros hijos y nietos a que aprendan idiomas desde la infancia, en la que se graba lo aprendido como se oye un surco de vinilo, o dejándoles ir al extranjero en la adolescencia que se sientan importantes, aunque pasen ciertas penurias, obligados a decidir y valerse por su cuenta, mientras las alas enormes de los padres revoloteen nerviosas en búsqueda de fe y apoyos.

Tratemos, no obstante, de averiguar la forma de vivir de los pueblos y sus gentes. Pueblos que en su día fueron imperios como el español y ahora decrecen inmisericordes, mientras otros toman sus relevos. Supongo que, como todo, surgen, se desarrollan y enriquecen para sufrir el declive de la acomodación y vejez que, cruelmente, no perdonan hasta su extinción.

domingo, 20 de abril de 2025

¿Por y para qué?

 

En las guerras, en cualquiera de ellas, todos salimos perdiendo, seamos vencedores o vencidos. Y sabiendo que eso es así, ¿por y para qué las guerras?

Discutamos. Reflexionemos. Pongámonos de acuerdo y evitémoslas.

La gente que habitamos este planeta, salvo algún absoluto trastornado, deseamos la paz y aborrecemos la guerra, pero nos empecinamos en no dar nuestro bazo a torcer y eso hay que evitarlo, se puede evitar hablando, cediendo sin pelear.

Es lógico que queramos vivir sin que nadie nos arrebate lo nuestro. Es algo que defender a ultranza, si bien nos hemos dado unas Fuerzas del Orden que se cuidan de ello y unos Juzgados para impartir justicia a fin de que esta, aunque nos cueste reconocerlo, no nos la tomemos por nuestra mano; sin embargo, una confrontación entre Estados, por las razones que sean, producirán muchas muertes y destrozos en ambas partes contendientes, imposible de reparar que no se debían de producir.

Los hombres deseamos vivir en paz y, por tanto, no queremos guerras. Aspiramos a ser gobernados, independientemente al color político, con justicia y ecuanimidad. Esto me lleva a pensar que lo mejor es dirimir con la palabra las diferencias y, ante un desacuerdo irreparable, algo absurdo porque casi todo es reparable, lo mejor, lo conveniente, es la rendición de una de las partes; al fin de cuentas, ninguna perderá vidas humanas al no haber contienda y sus habitantes vivirán para después, más adelante, solventar la cuestión amistosamente con acuerdos, no con armas.

Es la rendición la conclusión por la que abogo para que las guerras acaben y las vidas de los seres vivos continúen. La destrucción y la barbarie, el sufrimiento y el llanto finalizarán renunciando a construir armas que todo aniquila. No sigamos a quienes nos digan lo contrario, pues nos llevarán al desastre, tanto personal como económico. Tratemos de convencernos de ello. ¿Qué importa a la gente de a pie quién gobierne, si goza de bienestar viviendo en paz y libremente, satisfecho con la sociedad, su ocupación y familia?

Ucrania. Desde el minuto uno de la invasión soviética, debió de rendirse y no luchar. ¡Qué Rusia se anexiona unos territorios que no le corresponden! Abuso, vergüenza, usurpación o lo que se quiera. Pero los ciudadanos muertos ya no volverán a la vida y los daños personales producidos serán irreparables. Y todo eso, ¿por y para qué? Ríndanse y organicen una partida para desenmascarar y dar caza a los culpables, porque casi siempre se trata de enajenados, narcisistas o apocados, quienes lo organizan para ser aclamados caudillos y ocultar su cobardía.

Así que no a la guerra. No a la violencia ni a la agresión. Y, por supuesto, seamos negacionistas de la guerra para no responder con armas bélica sino con la rendición que, aunque represente una humillación, la vida humana es mucho más valiosa. La creación de una fuerza militar única, global, independiente, una la OTAN, que sea la que cuide del Orden Mundial, resolviendo con palabras y acuerdos.

domingo, 13 de abril de 2025

Una enfermedad del alma

 

“Hoy en día se sabe que no hay grandes diferencias entre el control de un apéndice y la expresión de una emoción. Las enfermedades neurológicas y las psiquiátricas no tienen por qué catalogarse en compartimentos distintos porque no hay dos compartimentos distintos, solo hay uno, en el que están el cerebro) y todas las propiedades que de ellos se derivan (la mente y sus efectos). Todo está en nuestro genoma. Todas las enfermedades sin excepción son biológicas y, en los circuitos cerebrales que controlan la mente, está la solución”.

El miedo es el enemigo del conocimiento porque este aniquila a aquel.

“La memoria y la personalidad inseparables nos hacen únicos. Somos lo que somos gracias a lo que hemos aprendido y a lo que recordamos. La destrucción de éstas borra nuestra propia identidad, nuestra propia alma. La memoria, además de almacenar datos, implica numerosos procedimientos que ejercen las neuronas y sus sinapsis. Adquirir nuevos conocimientos, utilizarlos y almacenarlos se efectúa mediante la percepción, la recuperación y el almacenamiento a corto o largo plazo involucrando a la memoria. Una memoria (implícita, emocional, declarativa, prospectiva, consciente, motora, inconsciente o automática, semántica o mnemotécnica, asociativa, social, episódica) no es sino el resultado de engramas o neuronas interconectadas mediante sinapsis”.

“El alma proviene de cada neurona, de cada conexión sináptica, de cada circuito, de cada región anatómica que compone nuestro cerebro y cuyo funcionamiento, como un todo interrelacionado, permite que seamos quienes somos; por tanto, tratar de comprender nuestras acciones, lo que llamamos conducta, recuerdos, pensamientos, emociones sin atender a que somos procesos biológicos, es una tarea sin sentido. Tenemos ciertos conocimientos, pero aun desconocemos muchas cosas, por ejemplo: ¿Qué sustenta la autoconsciencia? ¿Qué circuitos intervienen en ella? ¿Por qué solo está presente en algunas especies? ¿Cómo se cambian los estados de ánimo? ¿Por qué unos recuerdos persisten más que otros? ¿Por qué unos tienen más memoria que otros? ¿Dónde residen las capacidades en las personas? ¿Cómo desvelar los pensamientos de los demás? ¿Cómo mover con la mente los objetos? ¿De qué forma se puede adivinar el futuro? Para todo ello sería necesario conocer todas y cada una de las conexiones neuronales y cuándo y cómo se activan y cambian.  Nuestros pensamientos son el verdadero reducto de nuestra privacidad. Internet lo intenta cuando uno muestra un deseo, pregunta o se interesa por algo. ¿Puede saber tu ideología? Ya hay tanta publicidad, encuestas, noticias que motivan emociones de dolor, placer, miedo… que influyen directamente en nuestro comportamiento; es decir, el cerebro se modula por la educación, por la actividad que realicemos, por los medios y recursos en los que nos movemos”.

Y si. El miedo nos atrapa sabiendo nuestro destino: riámonos e ironicémosle desenmascarándolo.

domingo, 6 de abril de 2025

IMAGINARIO

 

-            "El que esté libre de pecado que tire la primera piedra".

-            Por mucha democracia que exista, los enchufes campan por sus despechos.

-            Solo se casa quien tiene padrinos.

-            Falsos y cobardes son aquellos que, tirando la piedra, esconden la mano.

-            En el mundo empresarial, o en el de los negocios, el término democracia es irrelevante.

-            Tierras, inmuebles, construcciones y otros bienes que, por litigios u otras causas aún no se terminaron, están abandonados y, posiblemente, jamás serán utilizados u ocupados manteniéndose inservibles por los siglos de los siglos, deberían, después de un tiempo prudencial, pasar a manos del Estado,  la Comunidad, el Municipio o una empresa pública creada al efecto con el fin de que, por el módico precio de conservarlos en un buen estado, puedan dejar de ser zombis o muertos vivientes ensuciando las ciudades, el medio ambiente, algún bello paraje o improductivos. Obsérvese cuantos de ellos existen procedentes, por lo general, de escandalosos ejemplos delictivos o malas actuaciones, por faltas y normas infringidas, escarnios y corrupciones, con licencias o adjudicaciones falsas e ilegales...

-         Téngase presente que nada es para siempre ya que todo está en movimiento. El trabajo en la antigüedad, de sol a sol, destinado especialmente a los esclavos apenas si daba para sobrevivir; sin embargo, pese a que el comer todavía resulta un vicio imprescindible o parezca que todo se repite, los tiempos cambian y el trabajo no es una excepción. Este, sin lugar a duda, no es bueno para el hombre cuando lo realiza por obligación y sin agrado. Al contrario sucede cuando le complace como si no fuera necesario para poder vivir; entonces, será muchos más productivo para la sociedad y para quien lo ejerce, ya que se convierte en una ocupación. Llegará un tiempo que el trabajo sea realizado por máquinas y los humanos tengan que buscarse una ocupación, toda vez que sin ella morirán de aburrimiento.

-            Todo nacimiento es el comienzo de la mortalidad.

-            Los hombres, bajo cuyo poder inmundo vivimos, son fríos y calculadores. (No sé por qué Donald Trump me viene a la cabeza). En ellos descansa la civilización cristiana, ¿pero qué saben ellos de Cristo? A Cristo lo mataron por no querer saber nada de política: un ejemplo que no siguen sus seguidores o los que dicen serlo.

-            Hasta ahora las religiones han sido, y seguirán siendo, modelo de los hábitos y costumbres de las poblaciones allá donde, por muchas y variadas causas, son mayoritarias e imponen sus creencias y metodologías. Obsérvese, sin embargo, que la cristiana protestante, abrazada por una mayoría de ricos y poderosos, viene a decir que los pobres, menesterosos, emigrantes, desfavorecidos, perdedores y demás perseguidos, lo son porque así Dios lo quiere y, por tanto, si Dios no los quiere, ellos tampoco.(Trump y su tropa vuelve a acudir a mi cabeza).