domingo, 20 de abril de 2025

¿Por y para qué?

 

En las guerras, en cualquiera de ellas, todos salimos perdiendo, seamos vencedores o vencidos. Y sabiendo que eso es así, ¿por y para qué las guerras?

Discutamos. Reflexionemos. Pongámonos de acuerdo y evitémoslas.

La gente que habitamos este planeta, salvo algún absoluto trastornado, deseamos la paz y aborrecemos la guerra, pero nos empecinamos en no dar nuestro bazo a torcer y eso hay que evitarlo, se puede evitar hablando, cediendo sin pelear.

Es lógico que queramos vivir sin que nadie nos arrebate lo nuestro. Es algo que defender a ultranza, si bien nos hemos dado unas Fuerzas del Orden que se cuidan de ello y unos Juzgados para impartir justicia a fin de que esta, aunque nos cueste reconocerlo, no nos la tomemos por nuestra mano; sin embargo, una confrontación entre Estados, por las razones que sean, producirán muchas muertes y destrozos en ambas partes contendientes, imposible de reparar que no se debían de producir.

Los hombres deseamos vivir en paz y, por tanto, no queremos guerras. Aspiramos a ser gobernados, independientemente al color político, con justicia y ecuanimidad. Esto me lleva a pensar que lo mejor es dirimir con la palabra las diferencias y, ante un desacuerdo irreparable, algo absurdo porque casi todo es reparable, lo mejor, lo conveniente, es la rendición de una de las partes; al fin de cuentas, ninguna perderá vidas humanas al no haber contienda y sus habitantes vivirán para después, más adelante, solventar la cuestión amistosamente con acuerdos, no con armas.

Es la rendición la conclusión por la que abogo para que las guerras acaben y las vidas de los seres vivos continúen. La destrucción y la barbarie, el sufrimiento y el llanto finalizarán renunciando a construir armas que todo aniquila. No sigamos a quienes nos digan lo contrario, pues nos llevarán al desastre, tanto personal como económico. Tratemos de convencernos de ello. ¿Qué importa a la gente de a pie quién gobierne, si goza de bienestar viviendo en paz y libremente, satisfecho con la sociedad, su ocupación y familia?

Ucrania. Desde el minuto uno de la invasión soviética, debió de rendirse y no luchar. ¡Qué Rusia se anexiona unos territorios que no le corresponden! Abuso, vergüenza, usurpación o lo que se quiera. Pero los ciudadanos muertos ya no volverán a la vida y los daños personales producidos serán irreparables. Y todo eso, ¿por y para qué? Ríndanse y organicen una partida para desenmascarar y dar caza a los culpables, porque casi siempre se trata de enajenados, narcisistas o apocados, quienes lo organizan para ser aclamados caudillos y ocultar su cobardía.

Así que no a la guerra. No a la violencia ni a la agresión. Y, por supuesto, seamos negacionistas de la guerra para no responder con armas bélica sino con la rendición que, aunque represente una humillación, la vida humana es mucho más valiosa. La creación de una fuerza militar única, global, independiente, una la OTAN, que sea la que cuide del Orden Mundial, resolviendo con palabras y acuerdos.

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