domingo, 29 de junio de 2025

RECORDANDO A UN JUEZ

 

A través de los medios de comunicación, observo a un juez que parece un hombre amargado y mayor para la edad que tiene, con raros e ignotos complejos de superioridad o inferioridad, según mire todo profano en psicología, por lo que solo me permito opinar. Nada me une a él, ni para lo bueno ni para lo malo, pero confío en aquello que Cristo, según los Evangelios, dijo: “por sus obras los conoceréis”.

Resulta humanamente vergonzoso exigir, como he leído en la prensa, que para hablar con una persona en un caso judicial (testigo, imputado, víctima, reo…) esta tenga que estar a inferior altura a la de él. El letrado es bajito, sí, pero esa no será la razón, me imagino, pues apocado sería por su parte, aunque ahora, muy afanado en su caso (más de año y medio lleva con él), quiera acusar de falso testimonio y malversación al ministro que a ello le exigió, demostrando ser quien es, creyéndose dotado de un rango superior. Si Sigmund Freud resucitara, o si a otro psicoanalista se consultara, nos dirían las causas del alma de tal proceder, pues aparentemente denota que quiere considerarse superior a quienes le tienen que contestar o porque se siente inferior a ellos y él debe hallarse en un plano más elevado. Tal hecho (no lo sé) puede responder a una condición impuesta por el colectivo judicial, hombres y mujeres de carne y hueso como todos los demás, con sus ideas y manías, con sus gustos y deseos, con sus ansias y aspiraciones, con la vida tasada como todo ser vivo; no así con la oligofrenia que el juez del que hablamos aprecia en sus interrogados y más sabiendo que en este mundo no hay seres infalibles, angelicales o libres de pecado, ni los jueces son dioses como algunos de ellos se creen, ni están por encima del bien y del mal como sabemos todos los mortales.

Debido al gran compromiso e importancia del colectivo que comentamos, aparte de las exigencias academias que se les puedan exigir, no estaría de más un psíquico reconocimiento exhaustivo a sus miembros, ya que se van a dedicar a determinar, calificar, influir, sancionar las conductas de las personas, con la responsabilidad enorme que eso representa, ya que sus voces son Ley y han de ser independientes a sus deseos e intereses, algo que se me antoja difícil asumir.

Desde mi infancia, sufrí y presencié algunas injusticias a mi alrededor y entendí que no era ni al más trabajador ni al más inteligente al que se le otorgaban los premios, sino a quienes tenían un enchufe, un padrino o eran ricos. ¡Y eso no ha cambiado! La especie humana es débil, agresiva mientras su poder y riqueza no tienen límites y quienes las poseen desean más y más a costa de lo que sea. Los jueces, aunque importantes, se mueven como los demás por placer y dolor, con sus virtudes (caridad, cariño, bondad …) y defectos (ambición, envidia, interés…) debiendo estar muy preparados para poder resistir a lo que estos conducen.

Terminaré con una frase atribuida al difunto José Mujica que dice: “¿Para qué mierda vivimos si somos incapaces de sacrificar un poco de bienestar en favor de la gente jodida?”

miércoles, 25 de junio de 2025

UN FOLIO DE PENSAMIENTOS (2)

 

Anónimos:

La fortuna, el triunfo, la gloria, el poder pueden aumentar la felicidad. Solo los afectos la dan.

A nadie le acontece cosa alguna que no sea por naturaleza capaz de soportar.

La aventura podrá ser loca, pero el aventurero, para llevarla a cabo, ha de ser cuerdo.

Es mucho más fácil, en general, morir por los otros que saber vivir para ellos.

Un pensamiento se impone por su verdad, y atraviesa el tiempo por su forma.

Sed modestos en vuestra juventud para ser honrados en vuestra vejez.

Al hombre se le conoce por sus obras; pero muchos viajan de incógnito.

Los escritores interesan cuando no son razonables, cuando lo son, todos dicen lo mismo.

Piensa antes, obra después.

El hombre es este ser que se inclina ante el talento, se arrodilla ante la bondad y se sienta cuando encuentra un sitio libre.

No me desagradan los que hablan mal de mi o intentan perjudicarme. Los comprendo demasiado bien.

A las mujeres les gustan los hombres desesperados; si no los encuentran, los hacen.

Dime con quién vas y te diré quién eres.

Jamás suele ser la crítica tan acerba contra un hombre como cuando es izado sobre el pedestal.

Y ese que habla tanto está completamente hueco, ya sabes que el cántaro vacío es el que más suena.

domingo, 22 de junio de 2025

HIPÓTESIS DE ACTUALIDAD

Perdonad si al escribir os parezco dogmático como alguno me ha hecho notar, pues no es mi intención, aunque con ello, como diría Antonio Machado, os estoy dando a conocer mi debilidad y no me importa, dado que mi único objetivo es el de ser feliz. Un fin que está por encima de las ansias del dinero y del poder que todo humano desee poseer.

Las personas tenemos por creencia, experiencia o razón algo que defender, ya que nos regimos por juicios insoslayables o, casi siempre, diferentes a los de los demás. Creo realmente que el alma no existe tal y como inapelablemente nos lo han pintado los inventores de tantas religiones existentes. Creo que la vamos adquiriendo poco a poco, desde el nacimiento y aprendiendo ¡sin saber cómo! a ver, oír, oler, tocar, saborear, andar, hablar, gesticular... para después pensar, hacer, imaginar y, junto a la memoria, conciencia y voluntad, durante toda una vida, alcanzar sensaciones, emociones y sentimientos que conformarán nuestra personalidad e idiosincrasia.

En España existe una gran afición por la cleptocracia, ya que son muchísimos los españoles que consideran que lo público no es de todos y se quedan con ello, lo destruyen o le dan escasa importancia para hacernos creer que es suyo.

Hay poderes y profesiones independientes que solo tienen de independientes su nombre. Todos: políticos, magistrados, autónomos, empresarios, trabajadores, etc. dependemos de unos ingresos para comer y vivir que se obtienen por prácticas laborales muy diversas, respondiendo en gran parte a decisiones superiores que se acatan por interés, convicción o ideología. La gente auténticamente libre no es, toda vez que la mayor parte está condicionada a algo de lo que no se puede desasir.

La democracia, sometida al poder de pocas personas, corre el riesgo de convertirse en autocracia y engañar al pueblo que no ve más allá de sus narices, dejándose llevar por un líder astuto que modula mentiras verosímiles enfrentando a la gente y aportando soluciones fáciles a problemas difíciles.

La justicia deja de serlo cuando quienes la imparten realizan hechos arbitrarios, sin pruebas, no objetivos y con criterios sórdidos en beneficio de los suyos o en contra de los otros, ya que su finalidad es mantener su estatus y ascender en su rango.

Los políticos, los jueces y todos los demás no somos iguales ante nada ni nadie.  Siempre actuamos en base a nuestro interés y personalidad porque nuestras mentes gozan de almas distintas, aunque muchos se crean inmunes, superiores e, incluso como los curas, obispos y otros, elegidos por mandato divino.

Más nos valdría repasar nuestra historia, examinando causas, motivos e ideas, de por qué sobrevino nuestra Guerra Civil y sacar conclusiones. Comprenderíamos muchas cosas y una sobre todas ellas: la relativa a cómo llenarse los bolsillos. Recapacitemos que un dictador se mantuvo por la fuerza en el poder unos cuarenta años, no fue capaz de retirarse antes a su puesto en el ejército, permitiendo para él y los suyos ¡por un bien superior! (eso sí), toda clase de tropelías que han quedado inculcadas en muchos sinvergüenzas que hoy, de ninguna manera, podemos tolerar ni aceptar. Observemos que las rivalidades políticas se agudizan y, sin argumentos ni explicaciones razonables, se confrontan porque sí o porque no, para no llegar a acuerdos, aunque nada de todo eso convenga al pueblo llano.

Tengamos cuidado con quienes nos venden la moto, interesados en arreglarnos los males de nuestras vidas en su propio beneficio. No confiemos en las promesas de charlatanes, vendedores de humo o crecepelos, que no podrán cumplir, pues la mayoría son una panda de embusteros y embaucadores que nos timan con obsequios o palabras que deseamos oír, teniendo en cuenta que somos animales que tropezamos dos veces en la misma piedra.

 

domingo, 15 de junio de 2025

VERGONZOSAMETE MISERABLE

 

Ausente de las noticias generales de España, he pasado unos quince días en el extranjero, suficientes para desintoxicarme por completo de la política crispada que existía. Sin embargo, al volver me he encontrado con un aterrador panorama que marca, contribuye y determina la desconfianza de la mayoría de la gente en la clase política en general y en sus gobernantes en particular. ¡Cuánta tristeza!

Atónito, una vez más, asisto a reconocer la bajeza y miseria de algunos sujetos sin escrúpulos que, ávidos por enriquecerse, han desafiado todo principio digno, ético y moral, imprescindible para que el hombre sea considerado un ser humano. Han perturbado la confianza en ellos depositada, envileciendo la noble causa a la que se dedicaban para presuntamente, a partir de ahora, ser tratados de parásitos, criminales, malditos, malhechores, sinvergüenzas, ladrones, malnacidos, trileros, fétidos, nauseabundos, delincuentes…, hasta que una vez juzgados, en su caso, obtengan tales calificativos, pierdan su honra y honor, si es que aún no lo han perdido.

¡Qué Dios no nos ponga donde haiga! Esta es la maldición gitana popular que sentencia los hechos delictivos citados y, por supuesto, nada justifica. Al contrario, deberíamos considerarla de principal relevancia más que una cuestión estructural española como venimos oyendo.

La honradez es una virtud muy importante: ¡Pobre, pero honrado!, nos decían en casa. Sin embargo, hay gentuza que, creyéndose impune, arrasan con todo lo que se le ponga por delante para conseguir sus propósitos. Presumen de sus cargos, abusan de los demás y hacen sufrir a las personas que en ellos confiaron. No tienen ni excusa ni perdón y deben de pagar por el mal que han hecho a conciencia y no por error o descuido.

Lo siguiente, será establecer, de una vez por todas, las medidas para que no se vuelvan a producir hechos tan lamentables como los citados por todos conocidos u otros semejantes a los que, determinada clase social, nos tienen acostumbrados. Ya, en este mismo blog, hablamos de ello tratando el capitalismo salvaje que nos abruma; a saber: eliminar el dinero físico para que cualquier acto económico deje huella; priorizar el bien común y general de la sociedad y su gente, antes que el ánimo de lucro individual y personal; tomar las decisiones generales, económicas y sociales de forma colectiva, donde se impliquen y responsabilicen al menos tres personas, levantando la correspondiente acta; establecer las fechas previas para abrir públicamente los sobres cerrados con las ofertas de condiciones y garantías propuestas; implementar toda clase de medidas lógicas y convenientes para evitar cualquier tipo de chanchullo en la contratación pública y, en caso de urgencia o vital  necesidad a tomar, que esta sea ratificada en la forma prevista, a la mayor brevedad posible.

“Un hombre que es dueño de sí mismo pone fin a un pesar tan fácilmente como inventa un placer. No quiero estar a merced de mis emociones. Quiero usarlas, disfrutarlas, dominarlas”. (Oscar Wilde).