Ya en anteriores entradas cité que nuestro
primer enemigo era el paro (una cuestión de Estado) y sugerí algunas formulas
de cómo obtener dinero para comenzar a paliarlo. Hablé que cada español
diéramos una aportación y que se nos descontara un porcentaje simbólico de cada
nómina. Que el Gobierno iniciara una campaña de ayuda en tal sentido; eliminara
la cruz de la renta a favor de la
iglesia u otros terceros, supliéndola en beneficio de los desempleados, y terminara
con los dispendios, ayudas sin sentido, gastos superfluos, derroches, delitos,
duplicidad de cargos, subsidios, subvenciones, etc. [1]
y que toda ayuda es poca y bienvenida sea. Hoy añadimos incrementar (o crear),
un par de euros, las loterías, juegos de azar, tabaco, bebidas y demás consumo
yermo.
Apunté, que a la cabeza de la iniciativa por el
trabajo debe de estar el Gobierno sin escatimar esfuerzo alguno, hasta lograr
el pleno empleo. Y, si éste no se consigue, que los desempleados no se hallen abandonados
a su suerte y se sumen al Plan ocupacional
(propuesto en la entrada anterior) para sentirse útiles y poder alimentarse con
los suyos. Tal vez mañana, sean los que tengan que solidarizarse con otros que
lo precisen.
Sí. Es mucho el dinero necesario para cubrir
tal contingencia, pero bastante menos de los que se puede obtener. Además de
los ya mencionados, reparemos en otras medidas:
1) El Apagón
económico (descrito en el P.C.O.) instando al aplazamiento de la Deuda
soberana y su extinción y otras minucias que
parecen no considerarse.
2) Utilizar otros medios de cambio (trueque)
que un Gobierno, en un Estado de derecho, puede utilizar y, máxime, en tan
critica situación. Me refiero a retribuir con Efectos a pagar a toda persona que acuda a trabajar, conforme al Plan ocupacional citado.
Tales Efectos
a pagar (Dinero Social) serán a
la vista, con una caducidad o plazo a veinte años (por ejemplo), por cifras
redondas y al portador. Emitidos por el Banco central para el territorio
nacional, pasando a formar parte de la circulación fiduciaria del sistema. Su vigilancia
(canje antes del vencimiento, etc.) dependerá del Ejecutivo y, en su caso,
podrá limitarse su uso en varias direcciones: a) No serán aceptados (menos aún
descontados) por el sistema bancario y/o b) De exclusiva utilización para bienes necesarios
de consumo. Se conseguirá, desde un punto de vista tributario, limitar rentas,
contener la sangría de la huída de capitales,
permitir recortes selectivos y otros.
Esto no supone dejar de estudiar
convenientemente: Uno.- Importe del salario de supervivencia con qué compensar
a los parados que se ocupen. Dos.- Servirá para que determinada gente, siendo
útil, pueda ganarse la vida honradamente. Tres.- El dinero social será el arma necesaria, temporal, a un plazo posible
de amortización, para ganar la batalla al desempleo. Cuatro.- Evitará paro camuflado
y empresarios desaprensivos. Cinco.- Las personas no estarán al amparo de la
caridad (que debe ser ciega e impartir ayuda indiscriminadamente) sino del
Estado del que forman parte. Seis.- Se reconocerá que el valor del esfuerzo
funciona: No a holgazanes, cuentistas, enfermos o drogadictos. Siete.- Se
cumplirá con parte de la Constitución, sin que se coaccione la libertad de
aquellos que quieran otra clase de vida. Ocho.- Las iniciativas de crear nuevas
empresas, aprender nuevos oficios, surgirán más fácil, espontáneamente, debido
a la unión de ideas y mejoras por conseguir. Nueve.- Los empresarios optarán
por colocar a los mejor preparados (legalmente). Diez.- La Administración puede
ser el perfecto regulador del mercado laboral, en el cual no se han de permitir
especulaciones, abusos, intimidaciones, chantajes,
enchufes o prebendas. Once.- Aumentará el consumo interior.
[1] Me refiero, salvo
excepciones, y por supuesto, a toda clase de privilegios para la Monarquía,
Iglesias, Partidos políticos y Sindicatos (de los que me ocuparé en otra
ocasión), Deportes, Toros, Televisiones, Cocinas, Cine, Profesores de religión,
Fundaciones, Grandes empresas y demás personas que los ostenten; verbigracia,
los políticos: sus sueldos, complementos, pagos de impuestos, actividades
extras, dietas, comidas, viajes, automóviles, escoltas, regalos, descontrol,
irresponsabilidad, enchufes, descontrol, complementos, planes de pensiones,
seguros de vida, empleo, dobles retribuciones, etc..
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