Por muchas cualidades que uno
tenga para algo, por mucho que se
desee ese algo, sino no se ensaya, no
se estudia o no se trabaja de forma conveniente a base de esfuerzo, constancia
y sacrificio, tal algo no se desarrolla
y, por tanto, en ello no se destacará y el abandono será seguro. Al contrario,
aunque no existan aptitudes o cualidades, si hay voluntad, entusiasmo y
estímulo, ese algo y todo cuanto se
quiera, se conseguirá y, al lograrlo, la satisfacción será inmensa.
¡Ánimo!
Gozas de muchas de esas cosas que
he citado, y muchos de nosotros las envidiamos: todo depende de ti.
Exigir a los demás lo que, tal
vez, nos gustaría alcanzar a nosotros, es, cuanto menos, un síntoma de
tristeza, un recóndito complejo, un pensamiento negativo que esconde carencias
o privaciones. No te abandones ni desistas en intentarlo: tú puedes, no te
dejes influenciar por los agoreros que predican el desánimo.
Todo llega si uno se propone, sin
agobios ni prisas, que llegue. Si uno confía en sí mismo. Si no espera que la
suerte le acompañe aunque ni la desdeñe ni la repudie, sabiendo que puede ser
de gran ayuda. También lo puede ser el compañero, el amigo, un tercero, pero el
esfuerzo debe descansar en uno mismo.
¡Ánimo!
No desalientes ni pierdas la
esperanza; cuando menos lo esperes surge el milagro: todo depende de ti.
Las cualidades como los defectos
están en todos. Algunos han heredado genes y costumbres que facilitan las
primeras y otros, al revés, se les acusa de los segundos. Unos y otros, no
obstante, se pueden cambiar si nos empeñamos en ello, aunque, a veces, el
trabajo sea excesivo y consideremos que no merece la pena. Pero no es así. Todo
a cuanto aspiremos bien valdrá el esfuerzo que empleemos por conseguirlo.
¡Ánimo!
Sólo serás como quieras ser; nada
ni nadie podrá interponerse en tu camino: todo depende de ti.
El tiempo apremia sin saber que
necesitas enlentecerlo e ir consolidando metas paulatinamente. No por ir aprisa
se llega antes. Es forzoso afianzarse y convencerse de que el camino es el correcto
para que las tentaciones que sufras no puedan desviarte de él. Por eso traza tu
objetivo de antemano, el más ambicioso que estimes por muy lejano que lo veas,
tienes toda una vida por conquistarlo y, una vez decidido, no te relajes con asuntos superfluos que te
entretienen y a nada de tu interés conducen.
¡Ánimo!
El horizonte que ves es un
imposible, pero, de ninguna manera, el que tú te has trazado: depende de ti.
Cuando llegues y obtengas lo que
te has propuesto, alégrate y se humilde; no aires tus éxitos que alienta la
envidia ajena y a nadie importa. Conduce tus pensamientos, como siempre lo
hiciste, por el sendero recto. Te será de mucha utilidad mantenerlos como guía para
trazar con ellos el recorrido de la vida, que no es sino una aventura de sinsabores
y regocijos, hasta consumir con tu último aliento el sueño que forjaste,
honrada y calladamente, como quisiste.
¡Ánimo!
Nada existe tan importante como el
vivir conscientemente como a uno le place: todo depende de ti.
Y si hay alguien que te indica lo
contrario, que todo es banal o mentira, agradece su opinión y respóndele que no
sabe lo que dice o, mejor, que él puede vivir como quiera, que tu elección sólo
a ti te corresponde.
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