viernes, 23 de septiembre de 2022

NO CONFIEN. CUESTIONAR ES LO PRECISO.

 

En caso de que exista Dios, no necesita de vigilarnos. Ni tampoco castigarnos con condenas siniestras mandándonos al infierno. Y menos todavía felicitarnos, dándonos la enhorabuena en el cielo por haber sido una persona buena.  ¿No lo cree? Dios, en su caso, se limitaría a crear todo cuanto existe partiendo de uno de sus minúsculos e invisibles suspiros. Y todo ello sin esfuerzo ni pesar, sin molestarse siquiera seis días. Dios es Algo ilusorio que rige en el corazón humano o emerge de su interior para que reine el entusiasmo o la melancolía, el júbilo o  el arrepentimiento, sin que tales sentimientos fueran creados específicamente.

Todo, pues, está desde el inicio de ese soplo divino. Puede que sea la duda más asombrosa a dilucidar, carente de respuesta por parte de los seres inteligentes conocidos. Todo surgió de la Nada aunque de la Nada, según nuestro entendimiento y comprensión, nada se pueda obtener. Así que deberemos hacernos a la idea de que la Nada no existe por dos razones. Una, porque es nada y, otra, porque su significado se puede transformar imaginándonos creyentes del poder de la Nada, como yo mismo me considero.

No solo Dios puede crear. Todos y cada uno de nosotros podemos hacerlo ya que, por muy disparatadas que creamos que son ciertas invenciones, nunca podrán igualar a las razones imprevisibles que se esgrimen para justificarlas. Lo real va siempre por delante de  lo que podemos suponer y cualquier cosa, por absurda e impredecible que parezca, puede suceder en un instante, en cualquier momento. Piensen en la inmensidad del miedo. En las historias de las mitologías y las religiones. En aquello que carece de sentido o ignoramos, aun sabiendo que todo está relacionado entre sí. Vivimos en una burbuja cristalina, llamada Tierra, que camina incansable hacia su destrucción sin más, sin hacerse preguntas, y que, como los humanos, no encontrará más respuesta que su muerte, el final de su destino.

Si la idea, hasta aquí formada, nos es entendible: ¿Qué necesitamos saber más? ¿Acaso los hijos demandan saber quiénes son sus padres? Solo nuestro amor y compresión les importa. Ocupémonos siempre de hacer el bien siendo honrados. Eso es lo único importante.

Seamos prácticos. Velemos por sí mismos, sin ocupar nuestro tiempo en cosas que solo a otros interesan. Más aún, cuando y de momento, poco podemos hacer contra quienes con ciertos poderes, los emplean jugando impunemente con las palabras, las emociones, los sentimientos. Léase:

Las religiones que relegan a las mujeres y  tratan de someternos a todos con sus creencias y dogmas. Los charlatanes que nos dicen estar en posesión de la verdad augurándonos dones y castigos con sus mensajes que ni ellos mismos se creen. Las predicas  inverosímiles y ridículas  en beneficio de alguna causa espuria o desconocida que nos separan y enfrentan. Los indolentes parásitos que, conocedores de que no hay una verdad universal, nos exponen a la guerra, a la pobreza, a la miseria o a la estupidez, sin comprometerse ellos ni a los suyos. Los expertos que vaticinan y pronostican lo que va a suceder, pese a que nunca habrá manera de saber lo que hubiera sucedido. Las asociaciones que reclaman derechos sin soltar los que ya tienen guardados, silenciando a quienes de verdad los necesitan. Los políticos que prometen y no cumplen, siendo la parte canalla y emergente de un colectivo que miente sin parpadear. Las consideraciones gratuitas que acabamos de fabricar si previamente nos las piensan o no las meditan.

No confíen. Siempre es conveniente dudar, poner todo, incluso la Nada, en cuestión.

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