El día a día, nos guste o no, no solo depende de uno mismo o de su
suerte (que también), sino de otros factores como el Sistema Político y el
Gobierno que lo administra. Obviaremos el primero dando por hecho que la
Democracia es el menos malo de los sistemas. En cuanto al segundo, lamentamos
contrastar que una buena gestión realizada ha propiciado un mal resultado en
las urnas, máxime cuando el beneficio obtenido por la gente de a pie ha sido
encomiable, el mejor posible y nada comparable al de administraciones
anteriores (1). Cabe considerar que tal provecho no se ha tenido en cuenta en
la campaña electoral al ser trasgredida por descalificaciones, bulos e
improperios (más creíbles cuanto más fantasiosos), creando dudas entre la
población, afectando a sus emociones y sentimientos patrios, por arduos asuntos
de resolución discutible, opinable y de difícil cuantificación (2).
“El miedo al fascismo solo convence a los ya convencidos, pero no sirve
para cambiar la opinión de los que votan a Vox o al PP. Mucho menos en un
entorno de tanta polarización emocional y crispación”. (Joan Coscubiela).
(1)Subida del salario mínimo y pensiones. Creando
una renta básica. Rebajando el coste de la luz. Implantando impuestos
especiales a las grandes fortunas, bancos y eléctricas. Todo ello, ante un panorama de pandemia, guerra y catástrofes
y, sobre todo, con la oposición de otros partidos que, lo que hacen y votan, es
“en favor y por España”.
(2)ETA. Independentistas. Ocupas. Emigrantes y el
“Sanchismo”. Rompiendo España aunque ETA no exista, haya gente que piensa
diferente y ya no se hable del “Procés”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario