Mejor es no prometer que dejar de
cumplir lo prometido (Anónimo).
La definición de un gobierno
tiránico: un orden de cosas en el cual el superior es un ser vil y el
subordinado un ser envilecido (Sebastien-Nicolas Roch).
El buen predicador es el que
sigue sus propios preceptos (William Shakespeare).
Hay rostros de mujer que no se
pueden pintar, porque su belleza está hecha de imponderables (Baring)
La suerte de los hombres es
inestimable (Valmiki).
El tiempo va siempre seguido por
la justicia (Pierre Azais).
El doctor en humorismo es el
hombre que sabe referirse al prójimo burlándose de sí mismo. (Noel Clarasó).
El programa de la vida feliz
apenas ha variado a lo largo de la vida humana (Ortega y Gasset)
La sangre noble es un accidente
de la fortuna: las acciones nobles caracterizan al verdadero grande (Giuseppe
Baretti).
La mujer escoge muchas veces al
hombre que la ha de escoger a ella (Geraldy).
Los exámenes son cosa formidable,
pues el más idiota puede preguntar muchas más cosas que aquellas a las que el
más sabio de los hombres sepa responder. (Charles-Caleb Colton).
Lo mejor de la vida son las
ilusiones (Honorato de Balzac).
La demasiada prudencia de los
ancianos hace imposible las cosas más fáciles y el sobrado ardor de los jóvenes
finge fáciles las cosas imposibles (José Cadalso).
Los que han triunfado como
pintores se meten a retocadores de cuadros y los que no alcanzaron éxito como
escritores, se meten a críticos (Walter Savage Landor).
¡Ay del que está solo! Porque si
cae, no habrá nadie que lo socorra (Geolfrey Chaucer).
La opinión de la gran masa de
público y de los lectores está influenciada también por los incompetentes
asertos de aquellos que asumen el derecho de criticar (Thomas Babington, lord
Macaulay).
El mundo marcha; quien se quiera
plantar será aplastado y el mundo continuará marchando (Jaime Balmes).
La paciencia es un remedio para
todos los males (Anónimo).
Mucho se habla y discute en las
disputas y en todas ellas se ve mucha vanidad (Eclesiastés).