Anónimos:
No quieras saber. En amor, como en religión, se está muy
cerca de la herejía.
Nuestro amor soy yo. Únete bien a mi ahora que yo sufro y
dime: ¿sientes mi dolor?
Afirmo sin reservas las cosas más discutibles. Y me hace
mucha gracia que los otros me crean dispuesto a defender mis afirmaciones.
El hombre que hace la felicidad de una mujer es un hombre
ejemplar, y el que hace la felicidad de tres mujeres a la vez, es un caso
perdido.
No hay rosas sin espinas, ni amor sin celos.
Es muy difícil decir si el hombre nace malo o si se vuelve
en seguida.
No deis jamás satisfacción a vuestros deseos hasta la
saciedad; os procuraréis así nuevos placeres.
Pierde muy pronto quien desespera por ganar.
Todo lo que de veras sobresale de lo común en la historia de
los pueblos suele generalmente revelarse por sí mismo.
La mujer a la que amamos y que no nos ama nos parece siempre
incomprensible.
Para regir una empresa hay que tener fe en la propia
personalidad. Ser capaz de trabajar sin sentir fatiga. Ser capaz de aislarse
para concentrarse.
No hables hasta que estés seguro de que tienes algo que
decir y sepas lo que es. Entonces dilo y luego siéntate.
A mucho obligan las leyes de la obediencia forzosa, pero a
mucho más las fuerzas del gusto.
Todos los hombres tienen una mujer en el pensamiento, los
casados, además, tienen otra casa.
Un pueblo solo podría ser libre si los gobernados fuesen
todos sabios y los gobernantes todos dioses.
El mar me parece muy chiquitito desde que en tus ojos azules
me asomé al infinito.
Todas las cosas adquieren importancia para mí en cuanto me
doy cuenta de que existen.
También los extranjeros son seres humanos, pero los ingleses
tienen cierta propensión a olvidarlo.
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