domingo, 15 de diciembre de 2013

Pequeñas reflexiones antes de seguir con el MPC



Pasar a la historia sin ver ni medir sus consecuencias o instaurar la independencia de un territorio de todos, seguramente, serán dos cuestiones de mucho interés, sin embargo, no son sino  mucha pompa de fatuo contenido. Pero, ¿quién soy yo para oponerme?  Sí. Un don nadie. Un ciudadano de a pié que a nadie represento.  Contento con no parecerme a quienes se caracterizan por sus engaños, cobardías e  iluminaciones, aunque en realidad sean unos listos que nos toman por tontos.
Es ignominioso disparar por el sólo hecho de hacer ruido.  Tapar así los delitos de corrupción ahogando en la vileza los problemas que nos aterran, mientras la gente muere de hambre o de inanición. Otros caen por comer basuras, los más se desesperan por la falta de recursos para ir tirando entre la miseria y la indiferencia. Los menos contemplan el espectáculo sin dar crédito a lo que ven.
No creo haber vivido otra etapa tan triste. Es algo deprimente. La población española estamos contaminados por una plaga maldita de políticos sin escrúpulos, vividores  sin vergüenza que dejan a una amplia parte de la población en la cuneta. Y más aún cuando  públicamente  se están formulando denuncias al respecto. Estos señores  que se creen dueños del mundo,  superiores a los demás o en posesión de una  verdad absoluta, olvidan que todos nuestros actos tienen consecuencias: sus mentiras también las tendrán,  aunque no tengamos ocasión de comprobarlo.
En España reina un mal  cuya solución está muy lejana. Es curioso contemplar la sospecha  de impunidad del poderoso; el  pésimo ejemplo que parecen transmitir nuestros gobernantes; la incredulidad con que el pueblo emula sus tropelías: nadie quiere pagar impuestos; nadie se fía de las palabras que oyen; nadie tiene confianza en quienes se definen diciendo que son sus representantes.
Para ratificar más aún su poder nos venden leyes proporcionándonos seguridad cuando es justo lo contrario: se protegen o comienzan a temer. Son medidas arbitrarias e injustificadas que logran equivocarnos. Al revés, la desconfianza de la gente aumenta. Se siente engañada, traicionada, siendo títeres de verbena.
Muchos se resignan. Sufren agresiones y callan, pero no olvidan. Otros se revelan y no consiguen nada, pero el mal corroe. Y  cunde la pandemia destrozando a la sociedad temerosa, pero que no muere. Una sociedad que contempla atónita como salen a frote las preocupaciones personales; las que colman egos o  ambiciones o nada o poco contribuyen a un bien general. Mientras, se incumple la Carta de los Derechos Humanos o la propia Constitución española.
Nada de todo eso sucedería con el Proyecto de Ciudades Ocupacionales que venimos propugnando. ¿Por qué no nos preguntamos lo que debían hacer nuestros dirigentes y no hacen? ¿Qué aportan para quitar el paro? ¿Por qué no evitan la emigración?
Nadie debemos juzgar a nadie. Nada es fácil cuando de hacer algo se trata. La buena voluntad, sin embargo, está lejos de sus prédicas. No hay ejemplo. No hay gestos. No hay buena voluntad.
 ¡Bájense de las alturas! Detengan el mal, incluso, antes de que a ustedes se los lleve por delante.

sábado, 7 de diciembre de 2013

MPC 3C) EL DINERO SOCIAL EN EL MERCADO DE TRABAJO



Hoy el Estado para financiarse recurre a los mercados y emite empréstitos, es decir, aumenta la deuda de todos. ¿No podría hacer otra cosa? Por supuesto que sí. De estar  implantado el nuevo Sistema que propugnamos tal financiación no sería necesaria como ya hemos hablado en entradas anteriores. No obstante, imaginémonos que la Administración se quedara sin fondos y no pudiera pagar a los Funcionarios ocupacionales (personas que se quedan en paro y el Sistema  del Proyecto de Ciudades Ocupacionales les da empleo). Ante tal caso (poco probable una vez estimado su superávit), la Administración en lugar de emitir más deuda y aumentar su dependencia (la mayor parte de las veces insalvable por los altos tipos de interés, las duras condiciones de devolución y que sólo benefician a intermediarios financieros y/o a titulares de recursos ociosos) crearía el Dinero social. Un dinero especial que no ha ser creado sino para imprescindibles necesidades  y dentro de unos márgenes técnicos de seguridad razonable: Siempre que la causa sea vital. Se pueda pagar a vencimiento y la actividad comercial no se desequilibre. Tres razones que toda familia entenderá de verse a sí misma teniendo que recurrir al crédito: Una: Habrá un motivo muy importante. Dos: Tendrá capacidad de reembolso. Tres: La solvencia y garantías, en su caso, lo permiten.
España tiene un problema ¡Perdón! Muchos problemas, pero nos centramos en el paro que desencadena la pobreza, la ruina propia y la del país (atraso, déficit, emigración, desigualdad, y un largo etcétera  que más vale no enumerar). Los economistas dicen que para la creación de empleo es imprescindible que haya crecimiento; sin embargo, éste sin aquél no tiene sentido. Siempre estaremos en una especie de noria o círculo vicioso del que hay que salir, salvo que nos alejemos de los caminos de la especulación en los que se sustentan los mercados.  Unos mercados (97% especulación) de pérdidas  y beneficios basados en apuestas con bienes ficticios;  comprando y vendiendo humo que nunca se materializa; creando fondos de un comercio imaginario que a nada conduce, excepto la de obtener sustanciosas primas por intermediarios sin escrúpulos (en una noche de insomnio) malogrando la miseria de mucha gente y del planeta: absorben, califican, suben o bajan cifras y valores a su antojo. 
El Dinero Social no es otra cosa que dinero. Un dinero que ha de ser gestionado y garantizado por el Estado por el que no pagará intereses y podrá amortizar antes de vencimiento. Por tanto, será  anónimo, a la vista y de fácil circulación; con un plazo de validez y un fin determinado de características propias y peculiares que se pueden implementar en cada caso. Es decir, si ha sido emitido para el pago de prestaciones a desempleados por ejemplo, será de exclusiva utilización para bienes básicos (alimentación, cobijo, educación). Esto tan simple dará impulso a la economía rompiendo el círculo de la crisis que es como una pescadilla que se muerde la cola.  Aumentará el consumo interior. Servirá para que la gente siendo útil se gane la vida  honradamente. Reconociendo que el valor del esfuerzo funciona sin tener que depender de la caridad, sino protegidos por un Estado del que forma parte  y cumple con la Constitución. El dinero social será el arma necesaria para ganar la batalla al desempleo. Destapará al parado camuflado tanto como a los empresarios desaprensivos. EL PLENO EMPLEO SERÁ UN HECHO. Fomentará iniciativas para crear nuevas empresas, aprender nuevos oficios que surgirán más fácilmente debido a la unión de ideas y las mejoras por lograr. Evitará la sangría de nuestros hombres al extranjero. Puede haber personas (de hecho las hay) que no consideran digna la medida y les cuento: Es más indigno no tener trabajo y carecer de medios para alimentar a los tuyos, que ejercer una ocupación, sea la que sea, provenga de donde provenga, que tener que recurrir al delito, la mendicidad o a otros para poder vivir.

sábado, 30 de noviembre de 2013

MPC3B) ELPLENO EMPLEO (2) Otras Alternativas



Siempre existe la esperanza: hay alternativas para combatir el desempleo. Nuestra sociedad no se puede permitir el lujo de dilapidar tantas fuerzas sin producir, tanta gente al borde de la muerte, mientras los tiempos de escasez, de falsas creencias, de tiranía han pasado. No podemos fiarnos de la voz oficial de un Estado dirigido por un Gobierno partidista.
Podíamos comenzar por aludir a los cientos y miles de injusticias que se alimentan y alían con los poderes: mercados, políticas y dogmas principalmente.  Podíamos seguir insistiendo en que el dinero físico ha de abolirse y que los salarios y rentas han de limitarse distinguiendo los rendimientos personales de los societarios, una vez separados los bienes productivos de los que no lo son. Podíamos regular las herencias e institucionalizan el Esfuerzo, el Castigo y la Responsabilidad y todo ello con Honorabilidad, Transparencia y Rentabilidad, pero hablaremos de cosas igual de simples y con los pies en la tierra.
¿Por qué no incentivar (obligando) a que las personas den trabajo y trabajen?
¿Por qué no se crea el dinero social? (De esto nos ocuparemos en la próxima entrada).
Responderé a mi primera pregunta con un es posible. Sería una alternativa válida para casos extremos de mucho desempleo, como en España, si bien puede hacerse extensiva con carácter general y en todo momento. Consiste en exigir a los patronos que coloquen a los parados (emplearemos la  palabra patrón para citar a empresas, administraciones, asociaciones y otros agentes demandantes de trabajo) a cambio de beneficiarse con menores pagos de impuestos, exenciones de tasas u otras cargas, privilegios publicitarios de sus productos o servicios y un largo etcétera que cada uno se puede imaginar, entre los que son posibles inferiores salarios a los colocados, pagos en especie y, sobre todo, inculcar con grandes dosis de confianza a una España necesitada de un Sistema que proporcione seguridad a cambio de un esfuerzo. (Si desde el nacimiento toda persona -aun careciendo de medios- ha de tener cobertura económica por parte de la Administración para subsistir, nadie debería temer quedarse desempleado sabiendo que mediante un esfuerzo pasaría, de acuerdo con el P.C.O., a ser Funcionario honorario de inmediato: Todos tendríamos un porqué estudiar,  luchar o afanarse)
La asunción de tales costes corresponderá a la administración y a los asalariados del patrón obligado. Unos cálculos matemáticos nos pueden dar porcentajes de personas a colocar por cada patrón, (relación entre el número de parados y patrones, entre gastos del total de la plantilla y beneficios repartidos, entre la temporalidad y otras circunstancias, etcétera) que podrían establecerse con carácter legal y normativo y como tales irlos adaptando al momento actual. Que no se nos escape sin embargo, que los patronos no van a renunciar a su razón de ser lógicamente; es decir, a sus beneficios. Seremos en definitiva todos los contribuyentes  los que de una manera u otra, nos haremos cargo de los costos. Por ello y entre otras cosas, nosotros como pueblo soberano (según los políticos sólo en época de elecciones, aunque es llano y siempre pagano) hemos de implantar con nuestras razones un nuevo Sistema, hasta el punto de mostrar conformidad a lo que será una realidad: el Despido libre. Un derecho que deberá ser legal y reconocido en favor de los patronos como la huelga lo  es para el trabajador; siendo ambos derechos regulados (de eso hablamos en la entrada anterior). Por otra parte, la Administración ha de poner  los medios y recursos que dispone (campos, edificios, maquinaria, etc.) al servicio del empleo efectuando pagos en especie, facilitando la movilidad geográfica, compensando carencias, flexibilizando y explotando utilidades improductivas, etcétera.

sábado, 23 de noviembre de 2013

MPC 3A) EL CONTRATO ÚNICO LABORAL




En el cambio e innovación del Sistema actual, que estamos dando a conocer a través de las líneas del presente blog y una vez instauradas La teoría de los números primos y el Plan de ciudades ocupacionales o Pleno empleo, (dos de los grupos de medidas de los cinco que contempla el Proyecto - P.C.O.), sólo bastaría la confección de un único tipo de contrato laboral entre las empresas y trabajadores para sus relaciones contractuales. Sería un contrato fijo y universal, con datos (fechas, intervinientes) y motivos (observaciones, obligaciones), sin plazo pactado por ninguna de las partes, al tener ambas libertad  de rescisión. Ello es normal al estar regulados el Despido libre y el derecho de huelga, así como funcionando el mínimo de subsistencia y el citado Pleno empleo ocupacional.
Parecen términos irrealizables o contradictorios, pero nada más lejos de la realidad. La Ley marcaría las condiciones necesarias para que las partes omitieran su vigencia y el contrato laboral cumpliera los preceptivos plazos, determinados para que se pudieran dar el Despido libre y/o el Pleno empleo. Éstos surgirían efecto, a saber:
. Despido libre: Defensa empresarial ante situaciones indefinidas por razones diversas. Se efectuarán con fehaciente comunicación previa al trabajador de un mes a la fecha de despido. Y dependiendo de la edad del trabajador (ET) y de su antigüedad reconocida (AR), se establecerán las siguientes retribuciones:
                             (ET)                       (AR)       Número de Pagas anuales[1]
Hasta……         17                             1                          0   
                           23                            7                          1
                              41                           23                          7
                              47                           23                         11
                              51                           23                         17
                              53                           27                         19
                              59                           27                         23
                              67                           33                         29  
Además de tal remuneración, percibirá, en su caso, la cesión del plan de pensiones, seguro de jubilación y otros beneficios que tenga constituidos a su favor; sea despedido o se marche por iniciativa propia, e independiente de que los motivos sean o no susceptibles de denuncia.
 Pleno empleo: Defensa del trabajador ante situaciones indefinidas por razones diversas. Recibida la comunicación empresarial fehaciente, con la misma, acudirá a la Agencia de empleo estatal administrativa que le corresponda, tome nota del despido y tenga tiempo para indicarle fecha, hora y destino de incorporación como Funcionario ocupacional, sin perder ingreso alguno que le permita ejercer el derecho a estar ocupado y poder subsistir


[1] O número de pagas, correspondiente a la media proporcional de la suma que le pertenecen por el número de años (ET) y el de antigüedad (AR), con el cómputo salarial del último año.