miércoles, 18 de abril de 2012

EL PARO ES NUESTRO PRIMER ENEMIGO

Hoy, son muchas las personas en España que se sienten temerosas del tiempo que les aguarda. Ni qué decir de los desempleados, (entre ellos el 50% de los jóvenes); de los que, además, no reciben prestación y ganarse la vida no pueden; de los frágiles abuelos y de aquellos que sufren tragedias personales inenarrables.
Penetrar en el pozo de la recesión es sumamente preocupante y, a veces, no se consigue salir o no se da con la forma de hacerlo o se tarda una eternidad pese al esfuerzo que se realiza. Gritos y desesperaciones ¡Clemencia! ¡Socorro! y no se encuentra a nadie. Y si se  halla un salvador, tal vez, carezca de los medios necesarios con que elevar al caído, siquiera, al brocal. O, quizás, exprima al máximo la exigencia de obtener con su ayuda una barbaridad (que aceptar es inevitable) como si se tratara de un chantaje o, posiblemente, semejando a los mercaderes financieros, demandará una compensación que no se podrá cumplir. Caer en la recesión es la pescadilla que se muerde la cola. El miedo que todo paraliza y envuelve. La imposibilidad de salir indemne:  Los ricos evaden sus dineros apátridas; los empresarios invierten en otra parte; escatiman y no consumen, por si acaso, quienes mantienen su nivel de ingresos; los que carecen de ellos, emigran en su búsqueda tratando de remediar el hambre o son auxiliados por su familiares. Los hay que acuden a la caridad, mendigan o se aventuran a lo que salga, siendo carne de explotadores, de los que  un sin fin de pobres desgraciados ya no conseguirán nada y morirán de hambre como perros viejos sin dueño. Y ya son muchos, muchos más de los que un país puede soportar, mientras sus dirigentes hablan de pócimas que nada arreglan..
¡Hay que hacer algo y pronto!
Sólo se oyen voces, sin embargo, de refundar el capitalismo, de controlar a especuladores y poderosos, sin que exista voluntad política por hacerlo, ni siquiera en el largo plazo. No se atisba la búsqueda del término medio entre el comunismo rancio y el capitalismo salvaje; ni la senda de valores personales, de la que Europa está necesitada, ante la carencia de esfuerzo, trabajo y  responsabilidad. Y pienso en mi España debilitada, susceptible y estancada en una tragedia humana sin precedentes.
¿Cómo se debería actuar si acaeciese una pandemia, una catástrofe o una guerra que se llevara a cinco millones de los nuestros?. Se haría algo, ¿no?. Pero ¿qué? ¿qué se haría?.
No es suficiente imaginarlo (si mejor) y dado que lamentarse no es bueno para nadie, no quiero lamentarme y deseo aportar soluciones que ya va siendo hora de acometer acciones concretas y atajar la tragedia social que nos acosa. Que cada cual aporte una idea, una alternativa, una luz o una salida; que las buenas palabras e intenciones ya no sirven.  La situación es angustiosa y sólo valen hechos (angustiosos tal vez) con que remediarla. La única forma es que la gente no continúe sin hacer nada y coma y se sienta útil. Es el trabajo un derecho que nuestra constitución asume y que todos estamos obligados a respetar y cumplir, aunque haya puntos de los que discrepemos.
Ayer, 17/04/2012, oí en radio nacional que una empresa (que carece de plasma para transfusiones) ha solicitado autorización al ejecutivo para que los parados puedan donar sangre (cobrando su venta, no donándola gratis) y obtener unos ingresos por ello. Guste o no guste, es una iniciativa que facilita ingresos a personas necesitadas.  Habrá, sin duda, muchas otras opciones. Por tanto, se me ocurre preguntar: ¿por qué no dar un euro por habitante y mes, que ascendería a unos quinientos millones al año, para ir paliando el desempleo?. O, ¿por qué no sustituir en la Declaración de la renta la cruz de la casilla de la Iglesia  y otros a favor de gente desempleada?. O,¿por qué no detraer el uno por ciento de las nóminas para ese fin?.
En toda contienda (y la lucha contra el paro lo es) hay que eliminar al enemigo. Por eso,  mantengo la opinión que la Administración debe ponerse al frente y ser el abanderado hasta erradicar el desempleo. De ello, hablaremos en la próxima entrada.

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