domingo, 1 de abril de 2012

UN PROBLEMA PERSISTENTE E INCUESTIONABLE

Apenas el ser humano a cambiado en una historia conocida de hace cinco mil años. Han existido etapas trascendentes en su desarrollo y son escasas las diferencias entre el que fuera el primero y el hombre actual. Sus orígenes caminaron junto a los descubrimientos de enigmas, miedos y fantasías de la mano de las Culturas (religiones, identidades, costumbres) y de las Necesidades (sustentos, crecimientos, comunicaciones). Hoy es mínima la diferencia con aquel comienzo y pervive entre tal dualidad, aunque las formas sean diferentes: El hombre animal y aislado creció y, a través del tiempo, se hizo persona colectiva y social sin desprenderse de su muda interior. Respiró, sació su hambre, consiguió cobijo, se multiplicó pese a las catástrofes naturales, las pandemias, los grandes imperios, las revoluciones sociales, las guerras y sus innumerables dificultades. Lo que aún no ha conseguido dominar es a la propia Naturaleza de la que forma parte y en su interior pervive.Su psiquis continúa siendo un ignoto movimiento por el logro de la felicidad que confunde y considera su seguridad. En ella ve el poder, lo que representa el poder ante sus ojos, y ya no sólo trata de cubrir sus insuficiencias fisiológicas (y poco más) desde un prisma egoísta individual o de grupo, al que el pueblo sigue con bozal encaramado en su  Necesidad y Cultura, sino en la conquista y el dominio por doblegar a sus semejantes y hacerse con sus vidas, sus riquezas, sus territorios, en base a infundadas aspiraciones de una hegemonía duradera.
El hombre actual está muy próximo a lo que fue el comercio más rentable jamás conocido, a la mayor explotación del hombre por el hombre, a lo que aún chirría al pronunciarlo: la esclavitud (más de cincuenta millones de personas, en tres siglos y medio, fueron secuestrados y llevados desde África a América). Lo que entonces fue permitido, hoy es practica común y se ha multiplicado preocupantemente con el tráfico de personas, armas, drogas, órganos humanos, proselitismos y otras obscenidades no menos importantes amparadas en los mercados, multinacionales, fundaciones, creencias, etcétera. Por consiguiente, subsiste el mismo principio: Obtener más beneficio a costa de lo que sea. Legalmente, es atribuible a mantener mano de obra barata. Podíamos añadir, sin derechos, sin papeles, por un plato de lentejas, en aras a consolidar la supremacía del rico sobre el pobre.
¡Qué lejos (en el cielo) está Dios, en la cima de la pirámide,  sobre la base terrena de los pobres que la forman! Después el rey y los nobles, los altos cargos políticos, religiosos, militares, ricos y magnates empresarios que le siguen para llegar al efímero término medio de los funcionarios, empleados y otros puestos remunerados, bien distantes de los obreros que apenas tienen para el sustento. Los parados, los mendigos, los sin techo, los que no tienen más que la miseria como alimento son el suelo de los hombres y su entorno. Y ese no es el problema, sin embargo. Al menos, no es el principal.
De ninguna manera los costes salariales son (ni podrán ser) la partida que haga menguar los beneficios empresariales, menos aún, culparles de las crisis que se producen. La mano de obra está ajustada y contribuye al fomento del consumo que origina la producción; no así la mano de obra que permanezca inactiva, sin ocupación, lacerante para el orden social.
El problema trascendental siempre ha sido (y será) el reparto de la riqueza. Aun más, cuando los que están en la cúspide de esa pirámide, cerca de Dios, perseveran en la costumbre de no conformarse con el poder que acaparan y, para su seguridad (y las de los suyos), lo consideran insuficiente.
¡Son unos auténticos depredadores! No consienten que la mayoría coma cuando ellos devoran y arrasan y contaminan y enferman de tanta abundancia ¡Qué inmoralidad! ¿Dónde estarán aquellos que cedieron sus bienes a cambio del cielo? Como todos los mortales quemados, enterrados bajo tierra que aguarda sin preocuparse de cuitas ajenas.
El PCO también espera ser cuestionado. Mientras tanto que la Paz y el Amor nos unan.

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