viernes, 14 de diciembre de 2012

ONDEANDO SIGLAS Y BANDERAS


Actualmente estoy en un país que hace mucho frío y resulta difícil imaginar la estupenda temperatura que hará en el mío; una idea del tiempo que hará en el Sahara o el Polo Norte es tarea harto difícil. Podrá saberse, pero de ninguna forma sentirlo. Sentir no es posible, careciendo del agente que origina  el sentimiento. Por ejemplo, se disfruta o se padece de una comida si comes; sabes que eso puede pasar si alguna vez lo has experimentado; nunca podrás  apreciarlo, si nunca has comido. El placer o el dolor aun siendo distintos en cada uno de nosotros, se pueden presentir, (como intuyen políticos y economistas) creer (como predican  curas y vendedores) o inventar (como hacen novelistas e inventores), pero sentirlos es pura entelequia, si no se está imbuido del factor que  los produce.
Un problema se ha de resolver como decíamos en anteriores entradas, haciéndose cargo de él; esperar que se resuelva con predicamentos, consejos o buenos propósitos, es como pensar que los jóvenes emigran por deseos de aventura, como alguien expresó. Tal desatino denota que no conoce a ninguno de sus allegados en el paro, obligados a tener que sobrevivir  mendigando derechos que les corresponden, entre ellos, el  trabajo. El paro es el principal problema y ya, por activa y por pasiva, he aportado formulas de cómo remediarlo. ¿Alguien discute soluciones para erradicarlo?
Con espíritu aventurero no se come, ni se puede crear una familia y, menos aún, mantenerse decentemente. Y quiénes eso permite no son dignos de mirar de frente a ningún parado para pedirle que les voten: Es amoral abandonarles a su suerte pudiendo remediarlo.  Nunca se ha visto tanta “exhibición desvergonzada de riqueza, ni tanta gente sobreviviendo en extrema pobreza”. Son de una inmoralidad tremenda las ambiciones que vemos, los dineros que se llevan, los chanchullos que se traen, los disfrutes en restaurantes de lujo, volando en primera clase, gozando  de privilegios y prebendas con el dinero que a todos nos pertenece. Y no paliar o tratar de solucionar lo evidente es intolerable. Al sufrimiento de personas que no les llega para comer, nos les vale con reducir el déficit, recortar echando gente a la calle. Hay que ser responsable, atajando de una vez tanta hipocresía, tanto golfo, tanta desfachatez. “Si fuera el Presidente del Gobierno se me caería la cara de vergüenza y dimitiría de mi cargo”. No se me olvidan las palabras de un ilustre mandatario en la oposición, cuando había un millón de personas en el paro ¡Valiente desfachatez!
España se ha convertido en una cueva de especuladores, corruptos, contrabandistas,  ladrones de guante blanco u otros hombrecillos escondidos en sus madrigueras, olvidando si hace frio o calor al tenerlas climatizadas; sin saber lo que es el hambre con sus despensas llenas, derrochando cuanto se les antoja, sin importarles los demás. Muchos ignoran que la crisis es un arma de corta distancia que se revuelve como un búmeran y un cambio puede fulminar a cualquiera. Y hay gente que lo pasa mal. Familias que no pueden pagar cuentas de electricidad, viviendo a oscuras que apenas si les alcanzan los ingresos para comer y, tal vez, tengan que  robar, amedrentar o suicidarse para cambiar su suerte o ir a la cárcel donde estarán mejor, dejando de ser unos pobres vergonzantes. Y como es posible verse abocado al paro, compartir penalidades con hijos y nietos, aunque haya sinvergüenzas engordando a nuestra costa, sin dar palo al agua, siendo unos miserables que matan y roban sin conciencia,  ondeando siglas o banderas; es conveniente recordar que cerca de nosotros hay un drama, un corazón idealista y la posibilidad de ayudar a otra persona, pero también  medios con los que combatir y vencer, acostumbrándonos  a  enfrentarnos al miedo y a la sin razón, ya que la honra nos salva. 

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