domingo, 30 de junio de 2013

EL PARO NO TIENE POR QUÉ EXISTIR

¿Cómo se elimina el paro? Bromeando podíamos decir: 1) Cuando el desempleado muere. 2) Si es paro juvenil, cuando el parado cumple años y deja de serlo. 3) Emprendiendo una aventura yéndose fuera de España, es decir, practicando la movilidad exterior que, por supuesto, si es a la CEE no es salir al extranjero, sino a un viaje que permite aprender a:  (a) Pasarlas canutas (b) Entender idiomas (c) Refugiarse en albergues sociales (d) Conocer gente (e) Darse cuenta de lo poco que vales. 4) Ser anulado de las listas del paro. 5) No sellar los papeles. 6) Asistir a algún curso del INEM. 7) Irse de vacaciones a la casa del pueblo de los abuelos. 8) Suscribir un contrato como becario. 9) Hallar trabajo al cabo de una eternidad.
Con el PCO Proyecto de Ciudades Ocupacionales (Ver blog) el paro NO EXISTIRÍA. Ya hemos escrito sobre ello, con medidas para innovar el Sistema y especialmente en lo referido al Plan ocupacional. Ya me gustaría tener una varita mágica e implantar la mejor solución para atajar la lacra que se padece, sin embargo como esto o algo parecido no llega, mientras tanto, ahora, cabe realizar muchas cosas que cada uno de los desempleados ha de intentar hacer, dado que los poderes no ofrecen formulas con qué ganarse la vida y hay que alimentarse cada día.
Lo primero (aunque sea fácil decirlo) es no desesperar: la vida es lo más importante y nada hay que justifique perderla. Después es VENDER. ¿Vender? Si, vender. Vender lo que se tenga o no se tenga.
Comencemos con vendernos a nosotros mismos: Vendernos confianza es lo fundamental y ver lo que más nos gusta, lo que mejor se nos da, lo que más fácilmente conseguimos hacer. Para ello será necesario hablarnos. Sí, como si estuviéramos locos. Haciéndonos saber que somos capaces de acometer lo que vamos a realizar. El poder de la palabra es inmediato. Nos dará resultados positivos. La acción posterior (un paso) será la fuerza o el valor duradero que lo proporcionará nuestro ejemplo, nuestra actitud, nuestro esfuerzo, nuestro trabajo.
La decisión importante nada tiene que ver con la cabeza, porque ese entramado de cables es temeroso. Será el combustible que le echemos con nuestras voces la que le darán ánimos para  lograr lo que nos propongamos. Nos convertiremos en lo que le ordenen nuestras palabras.
¿Qué tienes por perder?
Yo no soy partidario de azuzar, achuchar, estimular la vida basándola en el dinero, pero de momento, no te dan más alternativas, no te queda otra salida: VENDER. Busca lo que otro quiere o necesita y ofréceselo. Se vende no solo cosas tangibles, también las imperceptibles, futuras, espirituales, invisibles. Continuamente, aun sin proponérnoslo estamos vendiendo: buena imagen, que nos quieran, ideas o derechos que tenemos y quién sabe qué cosas más.
Terminaré, no obstante, preconizando el poder de la palabra (Véase  este blog la Transición personal) y el estímulo personal del hombre (que ha de tener sus necesidades básicas cubiertas) para que se supere en el saber, en la comprensión, en el entendimiento de derrochar los menores medios y bienes materiales posibles (limitados y de todos) en lugar de las competiciones económicas que tienden al derroche del poder y la riqueza material, sin conducir a nada satisfactoriamente espiritual.

Digan lo que digan, hay que vivir con arreglo a lo que se ingrese. La salud y el saber va en ello.

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