Con la presente entrada daré por
finalizada la explicación del primer grupo de medidas comprendidas en el P.C.O. (Plan de Ciudades Ocupacionales)
siguiendo la Guía de las mismas que
dimos a conocer hace tres semanas con el título de MPC (Movimiento de Persistencia hacía la Concordia). Es esta una
medida (los políticos actuales la llamarían reforma) de las más importantes, si
no la que más, para que el hombre intervenga (poniéndola en marcha) en su
propio beneficio. Conviene al Estado, a
las empresas, a la población.
No daremos cifras, cuyas
valoraciones o cuantificaciones siempre son discutibles e incomprobables en la mayoría de los casos; aportaremos argumentos de peso como los siguientes:
Uno.- El erario
público recaudará más, muchísimo más; directamente.
Dos.- La empresa decidirá sus costos
laborales, sin mediatización ni convenio, libremente. Tres.- El salario de subsistencia establecido por el Gobierno será
el único catalizador válido.
Cuatro.- El Gobierno jugará económicamente con políticas
laborales que adecuen el consumo, el ahorro o la inversión.
Son aspectos demostrables, claros y concisos. Su concreción es
fácilmente manifiesta. Existen además otras cuestiones saludables, no
económicas, que repercutirían en la vida de la gente. Una de ellas y, sin duda,
la más importante de nuestra existencia,
la pondríamos en practica, la haríamos nuestra, ejercitándola hasta el extremo
de convertirla en intrínseca e imprescindible como el mayor y mejor valor que
poseemos. Me estoy refiriendo al Tiempo
y a la Libertad. Elegiríamos qué hacer si el dinero o la riqueza dejaran de
ser un objetivo; si no nos acuciaran. Nos estimularíamos con nuevas elecciones
en términos de vida. Educación, deporte, aficiones, creencias. Desarrollaríamos
el futuro de muy diferente manera. Comenzaríamos a un mejor reparto de
beneficios (ya no sólo crematísticos sino intelectuales). A una menor
diferencia de clases. A seguir el propio camino, el elegido, sin otras
consideraciones. A disminuir el odio, la envidia, la codicia o la venganza y
nos olvidaríamos del qué dirán, comportándonos adecuadamente.
Expuestos los pros, no es a mí a
quien corresponde analizar sus inconvenientes, si es que los tiene. En su caso,
será la parte perjudicada (que excepcionalmente siempre la hay) quien tenga que
explicarlo y lo motive; tal vez, algún deportista o un asesor que cobra de la
Administración, el FMI, Telefónica y Santander u otro experto tan adiestrado puedan hacerlo.
Si la idea es buena, su puesta en marcha posible y rentabiliza nuestra
vida, ¿por qué no instar a que se realice? El Gobierno tiene capacidad
suficiente para acometerlo. ¿Cómo hacérselo saber y que se entere?; quizá, tenga
algo qué decir.
Por cuanto antecede, la medida de
la que hablamos es vital. Es una medida que el mercado o la ciencia infusa no la
implantará automáticamente. Es La Teoría
de los números primos. Después, más adelante, hablaremos de otras (independientes
y/o complementarias) que expondremos en el presente blog. Unas y otras nos evitarán
la tentación de delinquir poniendo los medios al respecto. Nos procurarán vivir
dignamente ocupando una actividad. Nos obviarán el sentimiento de haber nacido
con el “laurel de vencedor, con todo a nuestra disposición, sin necesidad de
mover un dedo”. Nos harán observar la realidad desde diferentes puntos de vista,
para que, aunando esfuerzos y buena voluntad, consigamos entendernos y vivir en
armonía, con democracia, libertad y respeto. ¡Ah! y las crisis habrán terminado.
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