lunes, 6 de enero de 2014

LA TEORÍA DEL CUADRÁNCULO: La Confianza

El título de esta primera entrada del año 2014 procede de la explicación sobre algo o hipótesis, que es el significativo de su primer vocablo y el segundo de una humana y civilizada convivencia entre dos palabras ajustadas, que cuadran perfectamente. Citada la primera, la segunda pertenece a la parte posterior de nuestra anatomía que se asienta in saecula saeculorum sobre una poltrona; es decir, la mejor manera de encajar un cargo determinado a los intereses de un culo.
Eso ocurre con harta frecuencia, tanto en las parcelas de lo público como de lo privado. Son excepciones los casos de renuncia a cometidos explícitos.  Nos amarramos, denodadamente, a lo poco o mucho que tenemos como si en ello nos fuera la vida. Empleados, funcionarios, empresarios, más o menos relevantes, se resisten al cambio rechazando nuevos horizontes o imaginando en negativo hasta convencerse de sus carentes perspectivas. Y hoy en día más, nos amparamos en una severa crisis donde ni la más mínima esperanza de recuperación se atisba y ninguna palabra de aliento nos conforta. La mayor parte de las veces es consecuencia del acomodo o, quizás, sea la excusa con la que negar la imposición del miedo. Éste se incrementa regenerándose, a menudo también, con la pérdida de credibilidad en las personas que han de transmitirnos confianza.  Hemos dejado de creer en los dirigentes políticos que, investidos de toda clase de protecciones, no resuelven sino en provecho propio, hasta lograr plaza fija con todo merecimiento en el  pódium de los males que nos afligen. Sin embargo, los ciudadanos con conciencia plena, libre y pacíficamente,  de forma individual y respetando las leyes, hemos de ir tomando iniciativas para irnos liberando del peor de los males: el miedo propio. La sangre de nuestro cuerpo está necesitada de oxigenarse y la protegemos del frío, del viento o la tempestad cuando, en primer lugar, deberíamos preservarla del miedo. Permitidme decir, que con la puesta en marcha de la Teoría del Cuadrángulo será todo lo contrario. Se abren nuevos espacios con gentes y costumbres diferentes, se renuevan los objetivos y la creatividad se desempolva.
La confianza no es otra cosa que una creencia.

La confianza es necesaria para todo. Y lo es particular y colectivamente para sentirse bien, encontrar empleo o lograr un objetivo posible; para saber que vivimos en un mundo maravilloso y que nos pertenece en parte. Una vez comprendamos que lo único y seguro está dentro de nosotros y tomemos la determinación de aceptar las cosas como vengan,  no tendremos miedo en cuestionar lo que acontezca.  Admitiremos o rechazaremos fraccionando una porción de nuestro criterio, pero seremos capaces de acometer cualquier proyecto.

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