sábado, 11 de octubre de 2014

SI DE MÍ DEPENDIERA (II)



Situémonos: El dinero físico no existe (temporalmente puede manejarse únicamente la moneda) y la totalidad de los movimientos económicos pasan a través de cuentas bancarias. Ya todo el mundo tiene trabajo y a nadie le ha de faltar donde ocuparse, si quiere ganarse la vida. A cambio percibe un salario mínimo de subsistencia, que le cubre la salud, alimentación, educación, cobijo y vestido; suficiente para vivir dignamente, sin rebuscar en cubos de basura, implorar a la caridad o recurrir a la mendicidad. Esta fue la primera medida puesta en marcha (Ver SI DE MÍ DEPENDIERA (I), entrada de hace quince días) para cambiar el mundo innovando el sistema económico. A nivel de  Estado, procede pues, controlar gastos (equilibrar los presupuestos) y acometer ajustes:
CUALQUIER INSPECCION  PASA POR VER EXTRACTOS BANCARIOS Y ADIÓS A LAS SUBVENCIONES, A LOS SUBSIDIOS, A LAS PRESTACIONES POR DESEMPLEO, A LA CARIDAD  Y A OTRAS AYUDAS RELACIONADAS CON LA FALTA DE TRABAJO, QUE NO SON SINO EL FRACASO DE LA SOCIEDAD LIDERADA POR EL GOBIERNO Y PERMITIDA POR TODOS NOSOTROS.
Ya fueron abortados los caraduras que trabajando cobran el paro y quitan empleo a otros trabajadores; los que pagan sueldos miserables, aprovechándose de la situación actual, como si la gente fuera esclavos, convirtiendo a muchos estupendos empresarios en malhechores; los que eluden pagar a la seguridad social o escaquean impuestos porque no creen en la sociedad, ni confían en que revertirán en sus propio beneficio y los otros bandidos ocultos. Ya va siendo el momento que el Estado,  ante el nuevo escenario producido, establezca controles, arbitre medios y ejerza su autoridad sancionadora, a fin de lograr ingresos que aminore el excesivo endeudamiento ocasionado, que se ha visto obligado a asumir. La eficacia para que se ejecuten las medidas dependerá, no sólo de la Administración sino de terceros (con intereses desconocidos) por lo que la vigilancia de ésta es fundamental.
Mientras se desarrollan las acciones emprendidas, si de mi decisión dependiera,  anunciaría a bombo y platillo, una nueva medida: Independencia y potenciación para las personas jurídicas y regulación de las rentas para las personas físicas.
Para cumplir con la primera, a las empresas se les facilitará el despido libre y la propia elaboración de sus costos laborales (en determinadas condiciones generales, que daremos a conocer en próxima entrada). La partida de Gastos de personal en toda empresa es de las más importantes; en ella se incluirían, naturalmente, pagos a la Seguridad Social y Retribuciones (dietas, representación, alimentos, viviendas, planes de pensiones, seguros, participaciones, acciones, comunicaciones, formación, etcétera; así como los emolumentos, primas o sueldos pagados a los miembros del consejo de administración, considerando a todos ellos empleados de la misma).
La empresa es  una de las personas jurídicas más importantes para la creación de empleo y riqueza y, por tanto, reforzarla y favorecerla para su desarrollo es de todo punto vital, incluso, hasta la anulación del pago de sus impuestos por crear trabajo y fortuna, por reinvertir en investigación, generar confianza apostando por las cosas bien hechas y una  producción de calidad y rendimiento, antes que cantidad y precio. La empresa, sin embargo, no puede servir de tapadera para el enriquecimiento privado, ni para el ocultamiento de bienes y derechos, ni para, desde ella, cometer ilegalidades. La persona jurídica ha de ser independiente, a todos los efectos, de la persona física. Similar a lo público de lo privado.

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