sábado, 18 de julio de 2015

UNA PROPUESTA PARA ESTE VERANO

Hace medio siglo mi pluma inventaba ya discursos en aquella España del Espíritu nacional, donde un Estado nacionalsindicalista nos hablaba de la dignidad humana, la integridad del hombre y su libertad como valores eternos e intangibles, en los que debíamos de pensar sin reservas mentales, esperando la recompensa al final del camino. Una España en la que un Caudillo/Generalísimo era, junto a los miembros del gobierno, por él elegidos, el dueño absoluto de los destinos de sus habitantes. Una España católica, apostólica y romana, cuya Iglesia nos hacía tragar su voluntad entre llanto, saliva y amenazas, cuando no con un ejemplar castigo exhortando las enseñanzas de Cristo, que sus dirigentes, aupados por el Gobierno, ni respetaban ni cumplían, mostrando su superioridad al resto de los mortales y actuando impunemente. Ambos poderes, han pesado enormemente sobre las espaldas de numerosas personas y costó muchísimo tiempo enterrarlos en el sepulcro de los prejuicios. Fueron falacias, sólo palabras para engañar a la población de la que hoy, algunos, todavía añoran, disfrazados de liberales y demócratas, guardando la nostalgia de un tiempo repugnante, de un  esplendoroso pasado servil y cruel, con el que aún sueñan o no se han despertado.
La actual domesticación, y la de siempre, se da principalmente en la infancia, esa verdadera patria de cada cual, cuyos escenarios varían dependiendo de una aleatoria cuna que nos marca acusadamente. Explicar algo tan simple como eso, daría lugar a más de una charla de la que ninguno de los nostálgicos aludidos saldría satisfecho. Poco o mucho, la situación ha cambiado; apenas si reconocemos la transformación sufrida después de los ingentes acontecimientos corruptos sucedidos. Los hombres precisamos de una adaptación constante al uso cotidiano de las modernas  tecnologías, a la comprensión de las diferentes alternativas, a las nuevas formas de vida que se presentan, entre ellas una, que me resisto aceptar: aquélla que, por razones crematísticas, no modera la tendencia imperante de distanciarnos socialmente los unos de otros. Me imagino que serán muchos los que coincidan en tal diagnostico y bastantes menos los que no se resignen y aporten un granito de arena para denunciarlo y solucionarlo. Otros, lo considerarán normal y se adaptan para dar motivos a que la evolución de las especies haga su trabajo y establezca dos ramas: la del homo sapiens pobre y la del homo sapiens rico. Presagios jocosos aparte, precisamos de un cambio o innovación del sistema capitalista para adecuarnos a los nuevos tiempos como se ajustan el resto de las cosas; de una transformación  personal al unísono con una muda social, política y económica remodelando las opiniones y las conductas, los modelos y los sistemas de vida, desde la más tierna edad.
Pensando en el hombre, en su humanidad y en la búsqueda de su felicidad, 5 Fórmulas para el bienestar de España, un librito escrito con la mejor voluntad de la misma manera que ahora lo hago, propone un cambio de Sistema. Una innovación del capitalismo actual que nos gobierna en occidente. Y, para ello, facilita medidas que acorten las distancias económicas que  separan a personas y pueblos, tolerando y permitiendo las diferentes ideologías existentes  en el convencimiento de que todo tiene un límite y nada es para siempre; dando por hecho, que en el comportamiento de las acciones que se acometan, han de prevalecer la Honorabilidad, la Transparencia y la Rentabilidad, así como la flexibilidad y la conciliación (de cerebro a cerebro).

El nuevo Sistema social (PCO) nace con la creación literaria, aún no publicada en búsqueda de editor, de El Proyecto,  tildada por algunos lectores de utópico, y recreada en la segunda parte de la novela de ficción, de venta directa por el autor llamando al 676 50 95 65 o en librerías, titulada Escape, y cuya especial lectura recomiendo: una propuesta para este verano.

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