viernes, 8 de enero de 2016

NO APRENDEMOS NUNCA

Son muchas las veces que hemos oído aquello de NO APRENDEMOS NUNCA.
Efectivamente nadie aprende en cabeza ajena, ni en los sucesos del pasado que pueden servirnos para evitar errores. Sin embargo, de igual manera que, mientras no me demuestren lo contrario, seguiré machacando con la idoneidad de poner en práctica las medidas contenidas en el compendio de Reynaldo Tendero titulado 5 Formulas para el bienestar de España, insistiré en que la historia nos muestra caminos que no deberíamos volver a transitar, aunque seamos animales que tropecemos más de una vez. Me referiré a dos cuestiones:
Una.- La idea de que los políticos velan por el interés general en lugar del suyo propio se viene abajo. Por citar dos ejemplos vivos: Mas no renuncia a su aforamiento en favor de un independentismo, que tanto alaba o Rajoy, es capaz de derogar su Reforma laboral de la que alardeó como su mayor logro, con tal de mantenerse en la presidencia.
Dos.- Vemos los fallos de los demás, pero no los nuestros.
Se me antoja, guardando las distancias, comparar la situación política actual a la que, en su momento, dio lugar al establecimiento de la primera República española. Entonces, a mi juicio, existían problemas más graves que resolver como: la guerra de Cuba, la guerra carlista, la abolición de de la esclavitud de mujeres y niños, la enseñanza obligatoria y gratuita y otros como el servicio militar o la pena de muerte, hoy resueltos. A medio resolver: la separación de la Iglesia y el Estado (acuerdo con la Santa Sede), los efectos de la desamortización o tributos entre otros. Y por resolver, actualmente también: la actualización de La Constitución, la independencia del poder jurídico de los políticos, las desigualdades en el ámbito social y lo que en aquel tiempo se llamó guerra cantonal. Ojo, ésta me recuerda “al derecho a decidir” que el partido Podemos reivindica para nuestros pueblos o la España federal del PSOE.
Transcribo unos textos de aquellos tiempos:
Han sido tantas mis amarguras en el poder, que no puedo codiciarlo. He perdido en el gobierno mi tranquilidad, mi reposo, mis ilusiones, mi confianza en los hombres, que constituía el fondo de mi carácter. Por cada hombre agradecido, cien ingratos; por cada hombre desinteresado y patriótico, cientos que no buscaban en la política sino la satisfacción de sus apetitos. He recibido mal por bien. (Py y Margall).
Imperaba aquí una especie de república... Eran tiempos de desolación apocalíptica; cada ciudad se constituía en cantón; la guerra civil crecía con intensidad enorme; [...] Andalucía y Cataluña estaban, de hecho en anárquica independencia; los federales de Málaga se destrozaban entre sí...; en Barcelona el ejército, indisciplinado y beodo, profanaba los templos con horribles orgías; los insurrectos de Cartagena enarbolaban bandera turca y comenzaban a ejercer la piratería por los puertos indefensos del Mediterráneo; dondequiera surgían reyezuelos de taifas... Así, el federalismo se convierte en separatismo (M. Menéndez Pelayo)
Hasta el extremo de que en la edición de 1970 del Diccionario de la Lengua Española de la Academia, de la República llega a decir en su séptima acepción: "lugar donde reina el desorden por exceso de libertades".

Se me antoja escribir hoy sobre esto, porque las distintas formaciones políticas que nos representarán en el Congreso, han de hablar y hablar para llegar a entenderse y ninguna ha de cerrarse en banda por mucho que consideren tener las mejores ideas o propuestas. Hasta ahora, “nos ha sido más rentable unirnos y seguir por la dirección equivocada que estar solos en la correcta. Quienes siguieron al idiota autoritario, y no al sabio introspectivo, nos trasmitieron algunos de sus genes… Los psicópatas congregan a seguidores” (N.N.Taleb). Y siguiendo al mismo autor nos manifiesta que “el problema no es sólo que no conocemos el futuro, sino que tampoco sabemos mucho del pasado…” y que el proceso del pasado hacía el futuro es mucho más simple que a la inversa. Por tanto, se me ocurre predecir, como hice antes de las elecciones, que Podemos y Ciudadanos (los ganadores como auguré) se sentarán a plasmar acuerdos que vender al PP o al PSOE para que, el que gobierne, los ponga en marcha. Todo dependerá del precio. Ánimo para acordar.

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