miércoles, 27 de mayo de 2020

RESPETO, POR FAVOR.


¡Qué impotencia escuchar las insultantes palabras de nuestros representantes!

Más parecen gorrinos hambrientos berreando por salir de su cuadra a conseguir comida, que políticos dignos de un pueblo civilizado y democrático tratando de lograr el poder.

Alguien que necesita del insulto, de señalar lo que fue o dejó de ser el padre de un oponente, de  enervar a la atenta población que votó  o no a su partido, es lo mismo que una serpiente venenosa, de colmillos afilados, dispuesta a engullir su presa ante los estoicos espectadores que la contemplan.  Una víbora merecedora de estar en una jaula encerrada por el peligro que constituyen sus letales palabras, más violentas que el coronavirus.

Ni cerdos, ni serpientes, necesita las Cortes.

¿Alguno de los allí sentados sabe lo que es el Respeto?

Sería un gran acontecimiento cerebral que los políticos lo supieran.

Lo que sucede no es nuevo. Improperios, descalificaciones, temeridades, es el pan de cada día.  

Ignoran, sin duda, que el respeto es una defensa creada por el alma para preservar el cuerpo de uno y el de los demás.

Pero no, prefieren campar por sus respetos, que no es lo mismo, tratando de conseguir lo que más les preocupa: los votos.

Y así nos va a los españoles con su ejemplo.

Gente aburrida, tratando de redimir a los españoles con sus fracasos. Incapaces de sembrar esperanzas con sus vulgares e insustanciales discursos. Saben prometer y vaticinar lo que sus seguidores y estómagos agradecidos desean oír. Vivas a la Patria que nadie puede rechazar. Vivas a la vida maravillosa que les pertenece. Pero el respeto brilla por su ausencia.

Una pandemia como la que estamos atravesando sería suficiente para que todos a una aportaran su saber; sin embargo, o no saben nada, que es lo más posible; o su ambición por mandar es de tal magnitud, que ven la miel en su labios o, al menos, se la imaginan.

No hay comentarios:

Publicar un comentario