“Ser agradecido es de bien nacido”, dice un refrán.
¿Podemos decir
entonces que son mal nacidos los desagradecidos?
No me atrevería a certificarlo, pero sacar a alguien de la
cárcel, cuanto menos, sería de agradecer. ¿Me he perdido algún gesto de gratitud
o no lo he visto?
Nada es rotundo ni definitivo, por lo que me temo que el
refrán, aunque haya algún otro que se oponga, reza contra los liberados que
seguirán pensando lo que quieran, lo mismo que hacemos los demás.
Hasta donde llego, el indulto no redime ni debe perdonar los
dineros empleados en aras a conseguir el propósito de independencia intentado (con
plebiscitos, embajadas, publicidad, actos, viajes y demás gastos y daños
originados a tal fin) mediante los impuestos pagados no solo, por los catalanes
no independentistas, sino por la gran mayoría del resto de los españoles, entre
los cuales me hallo.
“La pela es la pela”.
Otra cosa hubiera sido que los gastos se explicitaran en los presupuestos
de las Cortes Catalanas y se aprobaran. Y no lo hicieron.
Sencillamente, porque de forma expresa estaban incumpliendo la ley como la
incumplieron. Y la ley es lo esencial y lo primero en democracia. No vale el capricho
de una oligarquía; la imposición de una dictadura; la conveniencia de una parte,
en perjuicio de otra tan importante como la primera; la fuerza de un púlpito, de un estrado o de una tribuna para salirse con la suya; la
creencia de una profecía, de un sueño o de una razón dudosa que son parte de un futuro por
ver: en este caso, absurdo e inestable.
No olvidemos que al respecto ya existen precedentes. Organicen
de nuevo su colecta. Fuercen y obliguen a pagar “su tributo” como la vez
anterior. Que sufraguen la malversación de fondos los que les apoyan.
Inviten a los huidos a moderar sus gastos. Y, por supuesto, muchos estaremos de acuerdo en que se celebre
un referéndum cada cierto tiempo (antes determinado, no cuando unos quieran),
para que todos los españoles que hemos contribuido con nuestros impuestos a lo
que actualmente es España, votemos para que Cataluña sea independiente, para que
vuelva la Republica, para que todos seamos iguales ante la ley o para lo que
se determine de acuerdo con la legalidad vigente.
Mientras tanto, ya se sabe: “la pela es la pela”.
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