domingo, 20 de junio de 2021

LA GRAN EMPRESA III

 

Nuestra sociedad ha de tender y procurar que todos los productos y servicios vitales para el hombre sean de carácter universal,  gratuitos y de los que el país no quede desabastecido. El sector privado tratará de comercializarlos si ve en ellos rentabilidad y, en su caso, evitando el oligopolio, la GRAN EMPRESA actuará como la privada, siendo competitiva, ofreciendo seguridad, compromiso y mayor calidad, sin renunciar a la obtención de beneficios.

Bienvenidos los servicios privados, bienvenido todo aquello que al hombre le sea útil sin sacrificar a personas necesitadas por un ánimo de lucro desmedido. Un dolor como el Covid 19, exhibido por los “Almacenes de Personas Mayores”, no es de recibo. No se puede anteponer los dividendos particulares a la vida de la gente.

LA GRAN EMPRESA deberá actuar mejor, lograr ganancias, ser digna con sus empleados, exigiendo responsabilidades y cumpliendo con la legalidad.

No se ha de perder de vista a las empresas que quiebran o estén en ese proceso. Ya no solo por la carga de los trabajadores que pasarían a la GRAN EMPRESA, sino por el capital que desperdician y evaporan. Pueden ser motivo de recapitalización y aprovechamiento para nuevos objetivos o compañías que, desde la perspectiva pública, sean rentables. Lo público no ha de hacerse cargo de las perdidas privadas y ni estas para la rentabilidad de aquellas. Lo público ha de actuar con las expectativas de lograr beneficios y no pérdidas.

Que lo publico incremente la riqueza de los ricos, vale; pero que no eleve la desigualdad de los más vulnerables. Piénsese que hoy un solo hombre es más poderoso que el propio Estado. Repasemos empresas multinacionales. Bancos que pueden producir burbujas a base del dinero ficticio. Trata de personas que imitan en la clandestinidad a la esclavitud romana. Países como Bermudas, Islas Caimán, Irlanda, Luxemburgo, Los Países Bajos, Singapur, Suiza, que ampara todo tráfico comercial sin preguntar su origen. Capitales ávidos de altos dividendos ignorantes de donde se invierten que, además, no quieren saberlo. Pobres de solemnidad rechazados en todas partes, en especial, por un capital irracional que los ignora, prefiriendo limosnas, actos altruistas con que paliar un problema que, de no abordarlo seriamente, jamás se solucionará. Traficantes de drogas, mafias, asesinos, delincuencia a la que damos la espalda y embauca a una población (juventud en especial) desmotivada y desatendida. Cada cual puede ir aportando más y más temas de los que LA GRAN EMPRESA ha de ocuparse. Si los particulares pueden hacerlo, ¿por qué no nacionalizarlo? ¿Utopía realista?    

Pagar impuestos no gusta a nadie y se puede evitar a base de que LA GRAN EMPRESA redima parte de los mismos con las  ganancias que obtenga. Una compañía energética, farmacéutica, de telecomunicaciones, financiera,…, (vitales para la humanidad) los obtiene para sí, su personal y sus accionistas.

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