viernes, 9 de julio de 2021

LA GRAN EMPRESA IV

 

Entre jugar a no perder o jugar a ganar, hay una profunda diferencia. Algo similar ocurre entre ser empleado público o privado. Será cuestión de análisis y obrar en consecuencia: Seguridad y dependencia. Riesgo y rentabilidad. ¿Se debería tender a que ambos empleos fueran lo más equiparables posible?

España es, según nuestra Constitución, en su artículo primero, un Estado social y democrático de Derecho, que propugna la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político…

Es cuestión vital, por consiguiente, que la población alcance o se aproxime a los valores citados. Por ellos, velará LA GRAN EMPRESA, con estabilidad y respeto, proporcionándoselos a todos los ciudadanos con:

-      Unos derechos a la vida con los que acceder a la igualdad ante la ley y de oportunidades; a la libertad de expresión y de reunión; a la propiedad y…

-     Un trabajo digno que les permita ganarse la vida y gozar de un domicilio inviolable donde residir y refugiarse.

-      Una sanidad y educación de calidad, universal y gratuita.

En España se podrá saber al detalle si “hay (o no) pan para tanto chorizo” y desatascar cualquier desacuerdo político que afecte a la ciudadanía, con el simple hecho de privar de sus sueldos y prestaciones a las tres personas responsables y/o a las entidades que los originen, hasta que el acuerdo se alcance.

Modificar, actualizar, cumplir LA CONSTITUCIÓN que nos hemos dado, vigilando que la avaricia individual no malogre el bien general a través de un Despido Libre, por ejemplo, que, como otras cosas, se puede arbitrar en la Carta Magna (no inmutable) en defensa de intereses empresariales legítimos.

Que los que se arrogan estar por encima del mal y del bien; los no llamados al orden cuando incumplen las normas de juego establecidas; los que esquivan sus obligaciones de ciudadano (políticos, aforados, artistas, nobles, clero y…) no son dignos de formar parte de un país libre y democrático. Son muchos los que se llenan la boca de patriotismo y aluden a la libertad, a la bandera, a su honor, cuando su única Patria la tienen en sus propios intereses. Son peces grandes que se comen al chico denigrando la pobreza y con capacidad de vilipendiar, matar y arruinar a su país si no se siguen sus consignas o caprichos.

¿Por qué no cuestionar las ayudas públicas a Iglesias,  O.N.Gs., a particulares, sin antes potenciar el conocimiento, la educación y el respeto a todos los niveles?

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