viernes, 1 de octubre de 2021

EL DESAMPARO DEL CIUDADANO

 

Son tantos los Entes que protegen a los ciudadanos que sus nombres se pierden como  gotas en el mar. Posiblemente, al margen de un cuartel o una comisaría, ante un asunto delicado, solo nos acordamos del 112. No obstante, cito a bote pronto, nombres de Organismos Reguladores que están diseñados para ese fin:

CNMC: Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia. CNMV: Comisión Nacional del Mercado de Valores. BE: Banco de España. Junta Electoral Central. Tribunal de Cuentas. Consejo de Seguridad Nuclear. Tribunal de Defensa de la Competencia. Defensor del pueblo…

Muchos otros están por inventarse: Estado de la Energía, Tribunales Partidistas, Senado Nacional,  Jubilados por la Patria,  Precursores de Chiringuitos…, todos ellos dirigidos y controlados por zorros preparados para devorar con avidez las gallinas ciudadanas cuando deberían de ser protegidas.

Son Organismos independientes cuyos dirigentes ni regulan ni controlan salvo los intereses de aquellos por quienes fueron nombrados. Gozan de privilegios y especificaciones acorde con lo que defienden. Y sueldos. Muy  buenos sueldos, naturalmente. Colegios de arquitectos, médicos, aparejadores, enfermeras, abogados… Sindicatos Empresariales (CEOE, CEPIME…), Laborales (CO, UGT…) Ministerio de Igualdad para ellas y elles, Instituto Cervantes y Otros, Federaciones Deportivas, Iglesias de confesiones varias, ONGs diversas, Entes múltiples sin ánimo de lucro, Chiringuitos a medida defensores de artes, lenguas,  enchufes… Asociaciones culturales, recreativas, caritativas… En general son sociedades prestigiosas sirviendo principalmente a quienes las crearon, a sus correligionarios… subvencionadas por el Erario Público al que todos contribuimos.

Preguntemos a los ciudadanos por algunas de ellas y comprobemos lo enterados que están. Ocurre no solo en España sino también en Europa, aunque esté convencido de que, a este paso, solo maquinas y robots trabajarán para los ciudadanos que, en su mayoría, serán funcionarios de alguna de las citadas compañías, aunque solo sea para no sumar en el paro.

También existen empresas con ánimo de lucro que, a su vez, inventan otras (altruistas como las citadas anteriormente o de similar calado) a fin de obtener desgravaciones por inversiones y otras paridas, dedicadas a estudios y estadísticas, conservar relaciones de morosos y desalmados contribuyentes, preservar los datos personales de los rebeldes ante la ley, ateos y no creyentes, defensa de clientes protestantes por el encarecimiento de las energías y las multas de tráfico, lograr que la ciudadanía sea más feliz y pueda ser orientada moral y económicamente, así como la incitación a cobrar más comisiones y más impuestos por los servicios que prestan; todo ello porque  la Ley funciona mal y tarde, regida por principios de equidad  interpretados por un poder judicial en cuya cúspide se encuentra una ideología determinada o un amo que la alimenta. Amos que, con carácter general y por simplificar, son los dirigentes de los Partidos Políticos, representantes de la voluntad popular, los que parten el bacalao en la mayoría de Organismos a su antojo.

 ¿Habrá forma de solucionar esto para que el ciudadano no sea un mero títere en sus manos?

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