domingo, 7 de abril de 2024

OBVIEDADES

Hoy, nuestros políticos en general, se están dejando llevar por el refrán que dice: “calumnia que algo queda”. Ello les da pie a montar un show de insultos constantes, crispando y enfrentando a la gente permanentemente y a su antojo. Por eso hemos de criticar a todos ellos y, además, porque en lugar de presentarnos hechos acaecidos nos muestran presagios o vaticinios, sabiendo que cualquier realidad es más importante que una promesa, por dorada que esta sea o por muy maravillosa que nos la pinten. Casi nunca cuentan lo que han hecho o han dejado de hacer, pero siempre prometen lo que harán: lo óptimo si lo hacemos nosotros; lo pésimo si lo hacen ellos. Unos y otros son adivinos y cuando se les pregunta contestan lo mismo: lo que los interesa.

Hay partidos políticos y sus dirigentes que tienen mal perder y no les importa votar en contra de lo propuesto por el Gobierno de turno, sea lo que sea; simplemente, por el hecho de ser oposición e ir en su contra; sin reparar que, con ello, perjudican a millones de ciudadanos que les dieron su confianza. Estos, a punto estuvieron de no poder beneficiarse de las subidas de las pensiones, del aumento del salario mínimo y de otras medidas en favor de los más necesitados. Una reducción general de impuestos, en un sistema fiscal progresivo, favorece en mayor medida a la clase más rica y no a la gente de rentas menores. Todo ello al margen de otras disposiciones no económicas como el divorcio, la eutanasia, el aborto, la unión de parejas homosexuales y otras derivadas de una “igualdad de oportunidades” que la gente de mayor poder adquisitivo puede prescindir.

Los sistemas políticos son los que son. Creados y dirigidos por personas físicas culpables o inocentes de los mismos. Cualquiera que se precie deberá tender a conseguir borrar el hambre de la faz de la Tierra. Privar de sufrimiento a seres indefensos. Escolarizar a todos los niños y menores de edad. Evitar el sacrificio de animales y plantas que constituyen, junto con los hombres, los seres vivos conocidos de este planeta. Lograr que los derechos y obligaciones sean los mismos para todos y proporcionar una ocupación con la que poder subsistir.

Vaya mi loa para tantos políticos que eso persiguen y en los que reina la sagrada idea de libertad, respeto y honra. Mi repulsa para aquellos otros que emplean la falsedad, la injuria y el engaño como arma arrojadiza, detestable y de enorme peso, que ¡lo tengo claro! a la larga caerá sobre ellos. 

Siento tristeza por la gente que habita en países no democráticos de cuya vasta cultura e historia  no aprendieron sus dirigentes. Por los disidentes excluidos de un régimen de libertad y justicia, esclavos de una única voluntad y poder, utilizados contra ellos para cortar sus cuellos con la guadaña de la muerte. Presagio y espero, no obstante, que tales poderes caigan brutalmente, tarde o temprano, de la misma forma que ahora lo ostentan; y, por último e igualmente, lamentar y apenarme por la existencia de naciones subordinadas a poderes económicos, religiosos y mediáticos en la sombra que, ocultando su fuerza y dominio, mandan arbitrariamente a su conveniencia.

Mi agradecimiento a los lectores del presente blog por manifestar que incido en lo que, a mi juicio, hay que hacer cuando, en realidad, es mejor indicar lo que no se debe hacer. Creo que tienen razón, no obstante, la experiencia me dice que, a la hora de tomar partido, decidir o votar, como la gran mayoría de la gente, nos quedamos con lo último que nos convence, incluso siendo opuesto al criterio que teníamos preconcebido. Por eso, insistiré en (como escribí hace dos semanas) “que aislemos a los sospechosos y tomemos nota: esperemos y actuemos, una vez se aclare la verdad”; para concluir, con un refrán igual que he comenzado: “Obras son amores y no buenas razones”

“No conviene siquiera lamentarse de lo que no se tiene elegido”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario