Europa, la vetusta Europa, se va
quedando estancada en el despertar (sin sueños) de sus gentes. No puede caminar
alegre por el peso que arrastran sus cadenas, enfundadas en los trajes
medievales de sus políticos.
Son los dineros los causantes
imponiendo sus leyes. Aquellos elementos
de cambio con los que se pueden comprar y vender bienes, derechos e, incluso,
personas. Aquellos que no tienen patria, ni identidad, ni son fiables. Todo lo
basan en un poder que hace que no mermen, ni se deterioren, ni se pasen de moda,
pero que son tan corrosivos como las termitas. Los dineros, en definitiva, son
la codicia de los mercaderes, los intereses de siempre, las mercancías que se
acaparan sin límites, acostumbrados por el capitalismo salvaje que, tiempo al
tiempo, nos ahogará hasta dejarnos sin aliento, revolviéndose contra nosotros.
Sólo con medidas económicas no
saldremos de la crisis.
Muchas soluciones al respecto, han
sido detalladamente expuestas en el presente blog (PCO).
Mientras no pongamos freno e
impidamos que los globos económicos exploten, seguirán inflándose y
desinflándose, dejando personas, negocios e ilusiones en el camino, alimentados
por la especulación, la avaricia, la inmoralidad de los que en la sombra se
aprovechan.
Ya va siendo hora que los
políticos que nos representan apliquen formulas de conductas personales que nos
den ejemplo. Me resisto a creer que el arte noble de gobernar esté tan
vilipendiado. Y es que la golfería, el engaño, la deslealtad, la mentira, el
oscurantismo, la irresponsabilidad y los intereses de los que hacen gala se amontonan
por doquier.
Europa. La vetusta Europa expira por
los errores de soberanías independientes, sin que su gente quiera respirar del
mismo aire, imbuidos en un ego que a nada conduce.
Hemos de implementar medidas
personales, políticas, exentas de patriotismo, como siempre recuerdo, con Honorabilidad, Transparencia y Rentabilidad.
Donde las identidades (convicciones, nacionalismos) o el culto a los muertos (religiones,
supersticiones) se guarden en los anónimos e internos corazones individuales de
las personas, exonerándonos de los totalitarismos radicales y extremos de
derechas o izquierdas. A merced de la mayoría de los electores que, a buen
seguro, desearán paz, trabajo, libertad, justicia, respeto y orden. Los
representantes (los representantes de todos, europeos, nacionales, regionales,
locales, por este orden) nos librarán de la especulación de los mercados
(limitando y aplicando importantes tributos a sus actuaciones), anulando el
dinero físico (como medida de cambio que trace el seguimiento de delitos), aboliendo los paraísos fiscales (que impidan
la impunidad impositiva de desalmados), fomentando la igualdad (proporcionando
oportunidades similares a todos los ciudadanos) y que, alentados con su ejemplo, cunda la
ilusión y el valor de las cosas.
Europa, la vetusta Europa, ha de
despertar convencida de conseguir los mejores valores para su gente. Y su gente
a de soñar con alcanzar la línea del horizonte donde se hallan las utopías y
los mejores sentimientos e impregnarse de esperanzas por conseguirlos, aunque
nos quedemos a medio camino, basando su discurso en el respeto sin dejarse
avasallar. Es necesario unirse entorno a un mensaje de Paz y de Amor y no a la
riqueza que muere con nosotros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario