viernes, 31 de agosto de 2012

Con miras al devenir


¿Cuáles son los epígrafes de actividad registrados en la Hacienda Pública? ¿Hemos de apoyar al Gobierno? ¿Al partido en el poder? ¿Por qué? ¿Por obtener mayoría en las urnas? Sí. Ya sé. Nada de lo que dijo ha hecho y no es lo mismo predicar que dar trigo, dado que a la hora de elaborar un programa  trampea acomodando a  conveniencia su campaña. De la clase política se dice que es rastrera: engaña, roba, come sapos mirando a los ojos y jurando hacer lo que es imposible hacer, sin distinguir a unos u otros cuando en ello está su provecho. Aguanta carros y carretas sabiendo lo de yendo caliente que se ría la gente. Sus componentes forman parte de una profesión peculiar llegando a ocupar cargos de relevancia, acatando y adulando al de rango superior sin causar problemas, sin cuestionarlo, sin pensar. Dominan el verbo, aprovechan la ocasión y son expertos en ocultar lo trepa que son. Nos sorprenderían sus similitudes con los demás epígrafes y es que, en resumidas cuentas, no se trata de castas ¡qué también! sino de personas. Las vocaciones son dirigidas y, o mucho me equivoco o a partir de ahora, los jóvenes (un 52 % sin ocupación ¡qué vergüenza!) se dedicarán a afiliarse a organizaciones estratégicas o políticas para hacer carrera, sin importarles ignorar lo que les pregunten, silenciar lo que ven y, por supuesto, callar lo que sienten o piensan. Formarán parte del rebaño decidiendo seguir las indicaciones de su pastor, sin ningún tipo de responsabilidad, ya que la responsabilidad política equivale a no tener ninguna. Así que serán libres para engañar, robar y comer sapos adaptados como el rio a su ribera. Nadie ignora que las causas de los conflictos son originadas por el epígrafe que ensalza, aclama y sigue a una rata que considera su líder. Si ésta cayera en desgracia, como depredadores de su verdad, le dilapidarían. El Gobierno bien pudiera pertenecer a una empresa privada de empresarios o emprendedores de ideas generadoras para enriquecerse a costa de lo que sea. Sin escrúpulos, andando al filo de la navaja, bordeando la legalidad que adoran cuando la vulneran de continuo como si se tratara de beber agua fresca. Personas movidas por el espíritu del dinero, impregnadas de codicia, de poder, de un resentimiento enfermizo que les lleva a considerarse semidioses, legítimos acreedores del bien creando puestos de trabajo para ocupar a unos holgazanes trabajadores que lo único que hacen es aprovecharse de su buena fe. No comen sapos, los vomitan sobre las personas que de ellos dependen. También roban y engañan por el beneficio general, en pro de los demás. Unos santos. Unos hombres especiales elaborando frases que suenan bien: “Hay que impulsar el desarrollo económico, social, formativo y cultural”. “El fracaso es un paso necesario para llegar al éxito”. “Los tiempos de los trabajos fijos han terminado. Cada persona tendrá que labrarse su futuro y conquistar nuevas oportunidades cada año, cada día”. “Debemos bombardear a los jóvenes con mensajes políticos y entusiastas, que les animen a levantar la cabeza ante el panorama generalizado de crisis y negatividad que les rodea”. “Los tiempos de crisis, tal vez, sean los mejores para emprender, ser flexibles y adaptarse a las circunstancias”. “Desestimar la ambición personal por hacer algo grande con nuestra vida; asumir el control y la responsabilidad, con esfuerzo, imaginación, persistencia sin olvidar ser buenas personas”. “Crecer, vivir, estudiar y trabajar fuera de tu entorno, en el extranjero es una alternativa importante”. Y otras que asustan: “En una sociedad buena no cabe que unas clases opriman a otras gracias a las ventajas dadas a una de ellas por la posesión de la riqueza. La propiedad (o mejor dicho su posesión) es causa que apoya la injusticia o el derecho. En ella tienen su germen las revoluciones o si se desnaturaliza con la pobreza y la ignorancia concomitante”: Claude Saint – Simón. “Ya desde hace mucho tiempo (1848) se viene hablando del capitalismo desfasado, de un capitalismo perverso, “condenado a condenarnos a que le condenemos”. “Los derechos de propiedad, las relaciones de clase, los acuerdos políticos particulares, deberían revisarse periódicamente”. “La injusticia de unos, la envidia de otros desembocan en una revolución o en una resignación: hagan sus combinaciones para nuestra España”.
El Gobierno ha de inspirar confianza y orientar a desempeñar los epígrafes de futuro creadores de ocupación y bienestar antes de que seamos parásitos y las esperanzas desaparezcan; poner en marcha el despido libre y la ocupación total: Dos aspectos descritos por los que abogo.

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