¿Cuáles son
los epígrafes de actividad registrados en la Hacienda Pública? ¿Hemos de apoyar
al Gobierno? ¿Al partido en el poder? ¿Por qué? ¿Por obtener mayoría en las
urnas? Sí. Ya sé. Nada de lo que dijo ha hecho y no es lo mismo predicar que
dar trigo, dado que a la hora de elaborar un programa trampea acomodando a conveniencia su campaña. De la clase política
se dice que es rastrera: engaña, roba, come sapos mirando a los ojos y jurando
hacer lo que es imposible hacer, sin distinguir a unos u otros cuando en ello
está su provecho. Aguanta carros y carretas sabiendo lo de yendo caliente que se ría la gente. Sus componentes forman parte de
una profesión peculiar llegando a ocupar cargos de relevancia, acatando y
adulando al de rango superior sin causar problemas, sin cuestionarlo, sin pensar.
Dominan el verbo, aprovechan la ocasión y son expertos en ocultar lo trepa que
son. Nos sorprenderían sus similitudes con los demás epígrafes y es que, en
resumidas cuentas, no se trata de castas ¡qué también! sino de personas. Las
vocaciones son dirigidas y, o mucho me equivoco o a partir de ahora, los
jóvenes (un 52 % sin ocupación ¡qué vergüenza!) se dedicarán a afiliarse a
organizaciones estratégicas o políticas para hacer carrera, sin importarles ignorar
lo que les pregunten, silenciar lo que ven y, por supuesto, callar lo que
sienten o piensan. Formarán parte del rebaño decidiendo seguir las indicaciones
de su pastor, sin ningún tipo de responsabilidad, ya que la responsabilidad política
equivale a no tener ninguna. Así que serán libres para engañar, robar y comer
sapos adaptados como el rio a su ribera. Nadie ignora que las causas de los
conflictos son originadas por el epígrafe que ensalza, aclama y sigue a una
rata que considera su líder. Si ésta cayera en desgracia, como depredadores de
su verdad, le dilapidarían. El Gobierno bien pudiera pertenecer a una empresa
privada de empresarios o emprendedores de ideas generadoras para enriquecerse a
costa de lo que sea. Sin escrúpulos, andando al filo de la navaja, bordeando la
legalidad que adoran cuando la vulneran de continuo como si se tratara de beber
agua fresca. Personas movidas por el espíritu del dinero, impregnadas de
codicia, de poder, de un resentimiento enfermizo que les lleva a considerarse semidioses,
legítimos acreedores del bien creando puestos de trabajo para ocupar a unos
holgazanes trabajadores que lo único que hacen es aprovecharse de su buena fe.
No comen sapos, los vomitan sobre
las personas que de ellos dependen. También roban y engañan por el beneficio
general, en pro de los demás. Unos santos. Unos hombres especiales elaborando
frases que suenan bien: “Hay que impulsar el desarrollo económico, social,
formativo y cultural”. “El fracaso es un paso necesario para llegar al éxito”.
“Los tiempos de los trabajos fijos han terminado. Cada persona tendrá que
labrarse su futuro y conquistar nuevas oportunidades cada año, cada día”. “Debemos
bombardear a los jóvenes con mensajes políticos y entusiastas, que les animen a
levantar la cabeza ante el panorama generalizado de crisis y negatividad que
les rodea”. “Los tiempos de crisis, tal vez, sean los mejores para emprender,
ser flexibles y adaptarse a las circunstancias”. “Desestimar la ambición
personal por hacer algo grande con nuestra vida; asumir el control y la
responsabilidad, con esfuerzo, imaginación, persistencia sin olvidar ser buenas
personas”. “Crecer, vivir, estudiar y trabajar fuera de tu entorno, en el
extranjero es una alternativa importante”. Y otras que asustan: “En una
sociedad buena no cabe que unas clases opriman a otras gracias a las ventajas
dadas a una de ellas por la posesión de la riqueza. La propiedad (o mejor dicho
su posesión) es causa que apoya la injusticia o el derecho. En ella tienen su
germen las revoluciones o si se desnaturaliza con la pobreza y la ignorancia
concomitante”: Claude Saint – Simón. “Ya
desde hace mucho tiempo (1848) se viene hablando del capitalismo desfasado, de
un capitalismo perverso, “condenado a condenarnos a que le condenemos”. “Los
derechos de propiedad, las relaciones de clase, los acuerdos políticos
particulares, deberían revisarse periódicamente”. “La injusticia de unos, la
envidia de otros desembocan en una revolución o en una resignación: hagan sus
combinaciones para nuestra España”.
El Gobierno ha
de inspirar confianza y orientar a desempeñar los epígrafes de futuro creadores
de ocupación y bienestar antes de que seamos parásitos y las esperanzas
desaparezcan; poner en marcha el despido libre y la ocupación total: Dos
aspectos descritos por los que abogo.
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