viernes, 1 de septiembre de 2023

ACABEMOS CON EL MAL V

 

¡Gente de bien! ¿Quiénes son las personas de bien?

¿Las religiosas? ¿Las liberales de una España en orden y en paz?  ¿Las que son nacionalistas, gitanos,  emigrantes pobres, negros, vagos, maleantes? ¿Las  que quieren una España para ellos solos ya que, de no compartir sus ideas, los demás sobramos en ella? ¿Las que añoran a Franco o a Fraga, en sus épocas doradas, o a ídolos famosos como don Pelayo o el Cid Campeador? ¿Las que fuman, beben y hace lo que quieren porque son hombres libres a los que nadie ha de decirles nada porque saben lo qué deben hacer? ¿Las auténticas y genuinas almas españolas que no son una mierda como los cobardes, progresistas, fachas, ateos, comunistas…, con dudoso derecho a la vida, que no quieren romper una, grande y libre España?

Gente hipócrita. Tumbas vivientes que se consideran superiores “a los que no llegan ni a la suela de sus zapatos”; a los que no pueden cursar estudios que cuestan un montón y solo los ricos pueden pagar. Gente excluyente y radical.

Muchas personas no creen en el azar. Viven convencidos que todo lo obtienen por el resultado de sus méritos, y de sus equivocaciones aquello que pierden. Sin embargo, nadie duda, que nuestra existencia depende en gran medida de la suerte. Ninguno elige el lugar en el que nace, ser hombre o mujer, tener unos padres conocidos o no, quedarse huérfano, padecer una enfermedad,  pasar hambre o nadar en la abundancia, ser torpe o inteligente. “La vida es caótica y confusa, llena de casualidades, tropiezos o cuestiones de suerte”. Nadie sabe lo que va a ocurrir y hay familias desgraciadas igual que hay un sol anaranjado o gente condescendiente para sus cosas y retorcida para la de los demás.

Vivimos en una sociedad que quien paga manda por mucho que la gente elijamos a nuestros representantes políticos. Aquellos deciden la austeridad, aunque empeore las cosas, porque les interesa o nunca la padecen. Aumentan precios sin control, el que sí ejercen para subir sueldos. Y lo peor no es eso (aunque la gente de a pie lo pase mal y ellos vivan en el paraíso), persisten en la falta de control (que es lo que origina el descontrol) y nos hacen creer que el mercado  se regula solo, sin la intervención del Estado, para arrogarse, arriesgando su capital, en salvadores de la Patria, cuando ya los trabajadores están muertos. Una sinrazón fantasma que se ha de acabar.

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