sábado, 16 de septiembre de 2023

ACABEMOS CON EL MAL VII

 

¿Ha sido usted miembro de un consejo de administración? Si su respuesta es no, usted no sabe lo que es robar sin violencia, ni intimidación o, sin arma alguna, y tan solo con la palabra y la persuasión. No hace tanto que en España volaron 100.000 millones de euros (¡¿lo recuerda?!) y, por tal cifra, fuimos rescatados por Europa.

“Nada se crea, ni nada se destruye, todo se transforma”. El dinero no es una excepción. Todos los españoles perdimos tal cantidad y, sin duda, alguien se la llevó. Pero ¿quién?

Piénsese en las cajas de ahorros, bancos, constructoras y otras sociedades o compañías, con o sin ánimo de lucro, tanto privadas, públicas e hibridas. Piense también en sus altos cargos, sus retribuciones, planes de pensiones y en cómo hicieron desaparecer esos ¡100.000 millones!

Es historia reciente de España que los libros de texto no explicarán. Pero contextualicemos: sueldos,  bonos, jubilaciones, indemnizaciones, premios e incentivos nada despreciables (¡De escándalo!) causados por (digamos) aumentos de capital, fusiones,  primas únicas, provisiones, participaciones, operaciones financieras, sociedades instrumentales, creación de fundaciones, políticas regionales, ingenierías contables, pérdidas de explotación, contabilidades mágicas, (¡Saqueos!) formalizados a través de (supongamos) créditos fallidos, reembolsos, recompensas vitalicias, enchufes entre amigotes, puertas giratorias, primas de seguros,  compensaciones, gratificaciones con ladrillos, tarjetas, accionistas que no asumen pérdidas, derechos de cobro, acuerdos adquiridos, incumplimientos (¡De vergüenza!)

¿Qué se sabe de todo ello? ¿Quiénes fueron los que ganaron tanto o en crudo se lo llevaron?  El tiempo ha disipado toda respuesta. En su lugar, palabras y más palabras que no conducen a nada cuando las cárceles deberían estar llenas hasta que el dinero apareciera. ¡Pero no! Vacías permanecen ya que, por acción u omisión, los responsables no afloraron. Algo, posiblemente, nos podrían decir los Padres de la Patria, protegidos  en sus Cámaras, aquellos que gobiernan y gobernaron sus regiones con mano dura sin apenas dar trabajo a la justicia, permitiendo a los chorizos continuar en sus poltronas con el Banco de España y otras reguladoras públicas a la cabeza, brindando a ejecutivos, que aún colean bizarros, con activos a sus espaldas diciendo aquello de: “yendo caliente ríase la gente”. Los medios relacionan a los más ricos, poderosos e influyentes…, pero nada dicen de los ladrones y entidades que los robaron, de quienes no pagaron los créditos que recibieron, de los que justificaron ingresos inmorales.

La gente de a pie, que paga sus impuestos, no sale de su asombro, sin saber cómo con su salario mínimo puede llegar a final de mes. Ellos tampoco saben cómo sucedió o por qué se permitió tanto ladronicio e injusticia sin encontrar a los mangantes de guante blanco que se lo llevaron (¡100.000 millones, casi na!).  Nada comparable a los trabajadores que abusan cobrando paro y quitando con su trabajo en negro (beneficiando económicamente a empresarios) al desempleado que si lo necesita.

Que el Ejecutivo tenga valor y hable. Pero no. Hay aún muchas bocas agradecidas metidas en esto. Otros vendrán que vuelvan a hacer lo mismo. Y lo harán aunque sean de: ¡de escándalo! ¡Saqueos! o ¡de vergüenza! Perros con idéntico collar que lo convertirán en chismes, cuentos o leyendas sin que se adhiera al inconsciente del acervo popular. Algo callado que se olvida y no queda persistente en la memoria emocional como los horribles miedos de la infancia, surgidos en la inocencia que jamás conseguirá acabar con tan odioso mal. 

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