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Las preocupaciones ligeras suelen hablar; las
excesivas quedan mudas (Seneca).
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Alma de niebla dulce, suspendida sobre su ayer
amante, cuerpo inerme que pálido se enfría con las nocturnas horas y queda
quito, solo, dulcemente vació. Alma de amor que vela y se separa vacilando, y
al fin se aleja tiernamente fría. (Vicente Aleixandre).
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Como los entomólogos cazando mariposas de
vívidos colores, mi atención perseguía en la jungla de la materia gris células
de delicadas y elegantes formas, las misteriosas mariposas del alma, cuyo batir
de alas quién sabe si un día revelará el secreto de la vida mental. (Santiago
Ramón y Cajal).
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Somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo
de lo dejé unas cien formas inconstantes, ese montón de espejos rotos. (Jorge
Luis Borges).
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Un hombre que es dueño de sí mismo pone fin a un
pesar tan fácilmente como inventa un placer. No quiero estar a merced de mis
emociones. 
Quiero usarlas, disfrutarlas, dominarlas.
(Oscar Wilde).
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Cuando me interpreto, estoy implicado: no puedo
interpretarme a mí mismo. Solo quien asciende a su propio camino conduce mi
imagen hacía una luz más clara. (Friedrich Nietzsche).
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Dejar de fumar es fácil. Yo ya lo dejé unas cien
veces. (Mark Twain).
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No hay mortal que sea cuerdo a todas horas.
(Plinio el viejo).
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Seré como ese árbol. Moriré (empezando) por la
copa. (Jonathan Swift).
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¿Intelectual? Sí. Y no renegar nunca de ello.
Intelectual = aquel que se desdobla. (Albert Camus).
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No exijas demasiado del hombre caído. (Shakespeare).
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Siempre nos teme el que está seguro de que no
puede engañarnos. (Benavente).
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Puesto que no podemos substraernos al dolor
común, no lo hagamos mayor con nuestras quejas sin fin. (A De Vigny).
 
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