sábado, 22 de agosto de 2015

EN TODO LIBRO...

Creo de todo corazón en el lema: “El mejor gobierno es el que tiene que gobernar menos”. Bien llevado, finalmente resulta en algo en lo que también creo: “El mejor gobierno es el que no tiene que gobernar en absoluto”. Y cuando los pueblos estén preparados para ello, ése será el tipo de gobierno que tengan. En el mejor de los casos, el gobierno no es más que una conveniencia, pero en su mayoría los gobiernos son inconvenientes y todos han resultado serlo en algún momento. El gobierno en sí, que es únicamente el modo escogido por el pueblo para ejecutar su voluntad, está igualmente sujeto al abuso y la corrupción antes de que el pueblo pueda actuar a través suyo.
Estas frases y las que siguen a continuación, han sido reproducidas en las obras Desobediencia civil de D.H.Thoreau, Rojo y Negro de Stendhal y La vida del pícaro Antolín Borrajo de Héctor Gutiérrez García, leídas en estos días vacacionales, que, como piezas de puzzle, transcribo por si fueran de su interés o reflexión para comprender que, en todo libro, siempre hay algo digno de atención.
¡Pensar y juzgar para sí! ¡Hablar para los demás! La palabra ha sido concedida al hombre para que éste disfrace con ella su pensamiento. ¡Cuán importante es para esta vida la práctica de la hipocresía y la mentira! Es difícil ser hipócrita, pero la práctica te habitúa hasta que llega un momento que el auto convencimiento de la mentira te parece una realidad. Quedó asombrado: como en su alma la idea de la religión estuvo siempre estrechamente ligada a la de la hipocresía y a la de ganar mucho dinero.
Si eres necio, podrás dejarte engañar; si eres listo, deberás dejarte engañar: ya sabes la diferencia. El derecho natural no existe ¡El hombre no puede fiarse del hombre!
Nada hay tan atrevido como la ignorancia, así que ni me daré a la necedad, ni acometeré obras peligrosas, que del atrevimiento nace el arrepentimiento. ¿Corréis tras los honores del mundo, tras las ventajas sociales, tras el placer del mando, de burlarse de las leyes y tratar a todos con insolencia? ¿O bien deseáis la salvación eterna?
¿Y qué sería de nosotros si no existiera la muerte? La cual nos da paz y descanso de todos nuestros trabajos. ¡Y qué decir de la fama, vana consoladora de la brevedad de la vida! ¡Qué adelanta quien es alabado o qué aprovecha a los huesos sepultados la gran fama de los hechos!: poca cosa, pues todo está condenado al olvido, y el tiempo, consumidor de las cosas humanas, lo borra todo.
Hay quienes piensan que las diferencias engendran el odio y sus ideas no están exentas de razón; caminan vidas paralelas para que, en algún momento, cubriéndose el cielo de negros nubarrones, salió el huracán, bramó el trueno, y él recurrió a Dios, que le dio el castigo de  su presunción, esa necesidad de ser aborrecido. Sea pura y limpia tu conducta, que únicamente así conseguirás que, más pronto o más tarde, veas confundidos a tus enemigos.
Con la droga uno quiere sentirse mejor, pero acaba menguado en salud; y con el juego uno quiere salir medrado de bienes, y acaba colmado en males; y con entrambos uno es devuelto a la cruda realidad con un soplamocos.

La ciencia de vivir exige no desalentar y basta para ello prescindir de presumir e imitar al necio, a sabiendas de conseguir lo que te propones. Y, no hay duda: la ocasión hace al ladrón.

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