sábado, 28 de noviembre de 2015

MODELOS ECONÓMICOS

Si la historia reciente nos ha enseñado algo, es que no se debería fomentar una economía liberar a ultranza como sucede en la actualidad, ni un intervencionismo totalitario socialista como muchos exponen; las fórmulas para el futuro han de ser componendas entrambos, capaces de regular la codicia hacía la que nos conduce la primera y la falta de iniciativa, tanto individual como colectiva, a la que la segunda nos lleva.
Paulatinamente, poco a poco, de manera subliminal, nos han ido inculcado la idea de que las actividades de carácter económico han de ser privadas y no públicas para que funcionen. Tratan de convencernos argumentando razones que, por simplificar y no extenderme, se deben al modelo vil de enriquecimiento personal que un individuo puede alcanzar. Es cuasi similar a participar en la compra de lotería con la esperanza de ser agraciado, cuando en realidad son unos pocos, los organizadores y otros, quienes se llevan las ganancias.
Tampoco una economía pública, por el hecho de serlo, es sinónimo de mejora en la vida de los individuos que formamos la sociedad; existen también razones para desacreditarlo y no ponerlo en práctica; sin embargo, si hay una causa de peso a considerar, siendo compatible con el sistema económico actual: poner en valor el bienestar de cada individuo; aquél modelo que constriñe la avaricia desmedida del capitalismo, que difícilmente puede reprimir su tránsito y nos arrastra a lograr, a costa de lo que sea, más beneficios.
La economía y la productividad especialmente, han de estar al servicio del individuo y no al revés. Por ello, no cabe moral alguna que justifique la existencia de personas, o entes al servicio de éstas, que alcancen riquezas incalculables,  imposible de disfrutar o consumir en mil vidas, mientras otros mueren de hambre inmisericordemente. Cabe pues, una regularización, una intervención estatal o las desamortizaciones como antaño, que a nadie seduce; por ello, y lo podemos ver en el libro 5 Fórmulas para el bienestar de España, se han formulado la Teoría de los números primos y el Proyecto de Ciudades ocupacionales. La primera limita sueldos y rentas sin que el sistema productivo se resienta, ni el individuo pueda carecer de opulencias, con costes laborales a determinar, únicamente, por la patronal. Por el segundo, nada se regala que no cueste esfuerzo, dando la posibilidad a toda persona a trabajar percibiendo, al menos, un mínimo para subsistir y estar exento de carencias, con costes laborales para el propio regulador laboral que será la Administración. Técnicas de ambas políticas/económicas citadas.
Cabe añadir que la iniciativa privada no ha de coartarse; al contrario, hay que incentivarla y hacer que sea relevante con estímulos adecuados a una vida saludable, pero no hasta el extremo de acaparar medios y haciendas que sean, por exageradas, indecentes. El hombre será feliz haciendo lo que realmente quiere hacer y eso, teniendo lo necesario, se consigue cultivándolo desde la infancia. No se realiza el individuo trabajando más o poseyendo más, sino viviendo como le gusta.

Acabemos con la publicidad engañosa y aunemos fuerzas solidarias para fabricar cosas en común: desarrollar ideas, obtener beneficios universales, competir con empresas, emporios o multinacionales que velan únicamente por el lucro sus accionistas y no por el bien general. Valoremos cosas que ahora no se cotizan: La cantera en educación,  deporte,  investigación, materiales, medio ambiente, principios, honradez, esfuerzo… desterrando el germen cruel de las compañías que tienen en la corrupción un arma para vender y generar beneficios.

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