En el trabajo se ha de tender a
lo óptimo. Dar ejemplo de ganador. Decir lo que se piensa sin ofender y con
respeto. Permitir que los demás te ayuden. Aceptar el riesgo. Hazlo pronto,
bien y pide más. Y, aunque tengas miedo a equivocarte, intuye hasta dónde puedes
llegar y que la decisión sea tuya.
Un buen dirigente:
a) Debe asumir, en su propia
mente, su completa responsabilidad, la de sus hombres y la de su compañía.
b) Debe ser absolutamente
imparcial en sus consideraciones.
c) Debe estar preparado
mentalmente para hacer todo lo que exija su deber.
d) Debe tener una apreciación
real de la valía y bondad básicas del ser humano.
e) Tener calma, insensibilidad,
paciencia y dureza en aquellas situaciones donde hay que servir los intereses
del grupo, aun cuando el deseo o inclinación sean hacer otra cosa o comportarse
de otro modo, son atributos con los que muy pocos están dotados.
En muchas empresas hay
especialistas en métodos de trabajo; es decir, personas que fijan las normas de
cantidad y calidad de trabajo que una persona que desempeña una tarea
específica se supone que debe realizar en un periodo de tiempo determinado.
Después de pasar cierto tiempo, la persona queda sujeta a lo que se espera que realice, no a lo que pueda o quiera hacer.
Por desgracia hemos llegado a constituir una sociedad del “cumpla el mínimo
exigido”, en vez de “haga el máximo esfuerzo”. Es muy frecuente que la gente se
vea movida por la promesa de ganar más dinero o por otros incentivos para hacer
más del mínimo exigido. Y si alguien se presta voluntariamente a realizar horas
extraordinarias después de haber terminado la tarea que normalmente se le
asigna, puede convertirse en el hazmerreír de sus compañeros de trabajo.
Gran parte de las pretensiones
de los líderes sindicales en las negociaciones colectivas giran en torno a lo poco
que deben hacer los trabajadores. Un dirigente se siente orgulloso (a pesar de
ser algo negativo) de poder decir a los afiliados: “mirad, he logrado que
ganéis más haciendo menos. Votadme, dadme más dinero, concededme unos gastos de
trabajo sin límite y un coche con chofer y, en la próxima negociación,
conseguiré para vosotros aún más dinero por menos trabajo. Y además iré a
defender vuestros puestos de trabajo, porque
el mío está seguro”.
Esta es una de las causas de
baja productividad.
Un principio básico para avanzar
en el trabajo, para conseguir ascensos, para ganar más dinero y, lo que es más importante, para
disfrutar con el trabajo, es hacer la tarea asignada lo mejor y más rápidamente
que se pueda y, después, ofrecerse voluntariamente para hacer más.
Luego, con el estudio y la
práctica, habrá que aprender técnicas de todo tipo que poder
desarrollar. Convendrá destacar siempre la relación con las demás personas,
evitando el trato que a ti no te
gustaría recibir; por ello incido en que se debe:
. Interesarse, sin hacer
preguntas directas o cerradas.
. Ofertar algo que motive al
interlocutor.
. No liarse diciendo quien eres,
sino directamente interesar a quien te escucha.
. Amabilidad. Procurar ser
cortés en todo momento. No dar la mano si el otro no te la da
. Saber reaccionar positivamente
ante respuestas negativas.
. No quedarse “cortado”. Saber
salir del apuro, preguntando algo, lo que sea.
. Ofertar, en su caso, productos que conozcas bien.
. Preguntar cosas de carácter
personal. Por la salud, los hijos, el tiempo.
. Contesta siempre la verdad. Y
si no debes hacerlo, es preferible callar a decir tonterías.
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