Escucho tantas cosas contra el
presidente Sánchez que, si yo fuera una persona humana modélica o tuviera
verdaderas dotes cristianas, justificaría la mayoría de las afirmaciones que
pronuncia y los considerables errores políticos que comete.
Nunca aplaudí sus cambios de
opinión interesados por alcanzar el poder; ni las veces que dijo una cosa e
hizo la contraria, pero la voluntad popular con sus votos estableció un
Congreso de Diputados con muchos partidos a los que contentar.
Ardua tarea por hacer que la
actual oposición del P. P., el más votado, no supo lidiar y sí, el que hoy
sigue siendo el presidente del P.S.O.E., satisfaciendo a unos y a otros,
principalmente a los independentistas a cambio de prometerles amnistía; esa que
Jesucristo predicó para conseguir la gloria y Sánchez la consiguió. Y no solo eso, toda su gobernanza
se ha dirigido a mejorar el bienestar de los más desfavorecidos y vulnerables
(trabajadores, pensionistas, menores, mujeres, emigrantes, subiendo salarios,
velando por lo público, …) pretendiendo que paguen más impuestos los que más
beneficios tienen (empresas bancarias, gasísticas, energéticas, inversoras,
influentes, digitales, …), sin importarle las duras críticas de su oposición
que aboga lo contrario y seguirá haciéndolo hasta que logre el poder.
¿Se ha resentido España por todo eso o ha sucedido alguna debacle?
Desde entonces, por muy
diferentes causas, los que mantienen la idea de ser independientes de España
(allá ellos) han dejado la violencia y en Cataluña se vive mejor. Con broncas,
peleas, conflictos, guerras… perdemos todos. Las cosas se arreglan con el dialogo,
el acuerdo, la aceptación, cediendo y siendo tolerantes.
España somos todos los españoles
que ocupamos su territorio, que pensamos diferente al ser cada uno de nosotros
únicos, con sentimientos exclusivos por mucho que la morfología sea semejante.
España no será como quieran algunos. Será como queramos la mayoría. No puede
ser ni empresa ni sentimiento.
Los partidos políticos tienen
como objetivo conseguir el poder, pero este no se puede obtener a base de
insultar, mentir, desacreditar sin pruebas…, sino al revés, acordando,
consintiendo, planteando medidas justas para la mayoría de los españoles, en especial
para los que más las necesitan.
Defiendo las palabras de Jesús: “perdona
y serás perdonado, humíllate y serás ensalzado, el que esté libre de pecado que
tire la primera piedra…” y sé que cada uno tenemos un corazón con ideas que
requieren cariño y no odio ni rencor.
El bien común reside en defender lo público, en especial la sanidad, la educación, la igualdad de oportunidades y la democracia que faciliten libertad para decidir sin miedo ni acritud, respetando los derechos y obligaciones de la mayoría, mientras lo privado, intrínseco de cada cual, vela por sí, difícilmente por los demás, igual que la empresa se relaciona con cartera y el sentimiento humano con el alma y la razón.
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