sábado, 1 de julio de 2023

EL PAN DE CADA DIA V

 

Va a llegar pronto el momento para decidir mantener o cambiar el poder en España y mi voto se inclinará en favor del partido con el que más me identifique o, bien, con el que más y mejor se adapte a mi criterio e interés. Mi voluntad no estará condicionada por la memoria de las últimas manifestaciones y hechos sucedidos. Es mucho lo que está en juego y he de sopesarlo en  profundidad. Las religiones e ideologías, los territorios y nacionalidades, las cuestiones estratégicas y económicas, los medios y recursos naturales, todos ellos muy respetables y amparados por la democracia, permitirán que mi libre pensamiento tenga un papel decisivo. Reflexionaré también en los acuerdos que se pueden dar entre las distintas formaciones, sean o no con separatistas, corruptos o delincuentes que hayan cumplido las penas impuestas por la Ley.

“La verdad os hará libres”. “Yo soy la verdad”, diría Jesús; pero... ¿Cuál es la verdad? Se han vertido tantos bulos, tantas verdades a medias, tantas acusaciones y descalificaciones, tantas injurias sin fundamento en esta legislatura, ávidas por alcanzar y destruir el poder, que tengo claro no fiar mi decisión a promesas ni vaticinios, sino a los hechos y resultados de cuando, unos y otros, gobernaron.  

En conclusión: deseo vivir aquí en la tierra que conozco a vivir en el cielo que desconozco. Prefiero comer a diario a saber la teoría de la relatividad de Einstein. Votaré a los que miran por los ciudadanos de a píe subiendo sus  salarios, y no a los que dicen “que la verdad de vuestros amos os harán libres”, cuando estos ni se estiran ni se rascan los bolsillos. Entre “lo malo conocido y lo bueno por conocer”, me quedo como estoy. Sin embargo, debe haber quienes opten por la solución de que “los errores son el ornamento de la libertad” y tal dicho los enardezca, aun cuando la libertad solo exista si antes se antepone la norma y el respeto. ¿Puedo conducir por dónde y cómo yo quiera? No votaré a favor de entelequias, ofertas y antecedentes poco ilustrativos o frustrantes, cuando ahora el jefe de la oposición, sin decir cuánto cobra o si negocia con contrabandistas, se atreve con la promesa sibilina de manifestar que bajará impuestos cuando se negó a subir sueldos y pensiones, que debería haber apoyado, critica el exceso de deuda cuando él la triplicó en Galicia y... (callemos).

¡Hay tantas promesas de políticos incumplidas que sería de interés publicarlas! No ofenderé a nadie si digo que hoy en España todos tenemos cabida, incluso los nacionalistas que quieren excluirse de ella, y así lo recogerá la historia. Por tanto, es el momento de que el Gobierno no solo ponga en valor lo que ha sido su trabajo en esta legislatura, prestigioso en Europa, sino que se explaye defendiéndose de los ataques recibidos de la oposición injustamente. Señalaré  “la recuperación del principio de anualidad presupuestaria, la reforma laboral y la elevación del salario mínimo interprofesional, acompañados de la mayor creación de empleo indefinido de nuestra historia y en los avances reconocidos de los derechos fundamentales: interrupción del embarazo, eutanasia y un largo etcétera”, que a todos benefician, sean o no de su misma cuerda.

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