viernes, 3 de febrero de 2012

LA TRANSICIÓN PERSONAL (Primera parte)

Contrastar las propias creencias a la realidad objetiva es un ejercicio de limpieza mental. ¡Abramos las ventanas a la curiosidad! Nuevos aires son las medidas que desde  principios de año estoy dando a conocer. Casi todas ellas de carácter económico. Hoy, 3/2/12, toca algo sumamente delicado y trascendental: la Transición personal. Después nos ocuparemos del Plan de Ciudades ocupacionales y la Teoría del cuadránculo.
Antes, conscientemente, deseo revelar que por norma trato de cuestionar cualquier decisión que emane del poder (de cualquier poder), sin que ello suponga rechazo. Analizo el origen, estudio y desarrollo su motivación (pro y contra) y emito mis conclusiones si procede. Pese a ello, no tengo más alternativa que ser disciplinado y aceptar el modelo democrático que nos hemos impuesto. Después, si aún continuo en desacuerdo, utilizaré mi libertad para insistir , por la única vía pacifica posible, con la persuasión, la denuncia o el estoicismo a mi alcance, según convenga. Otros caminos pueden conducir a la tiranía, al desorden, a la guerra. Mi independencia, por consiguiente, es revisable diariamente.
A todos nos asisten razones para pensar que lo nuestro es verdadero; también habremos de tenerlas para respetar la opinión de los demás, aceptar y disciplinar nuestra libertad.
El Proyecto de Ciudades ocupacionales que vengo explicando no es sino una innovación practica de parte de nuestro sistema actual. Llevarlo a cabo representaría la consecución de la felicidad: el primordial fin que toda persona de bien anhela.
Son dos las condiciones del hombre en las que me centraré para conseguir lo que he dado en llamar la Transición personal. Una íntima (personal, individual, indivisible, independiente). Otra social (general, de grupo, global, colectiva). Importantes ambas, son el conjunto de una realidad inmutable que hemos de separar y hacerlas autónomas. Relacionadas entre sí, la una prevalecerá sobre la otra y al contrario: Una en el ámbito privado, la otra en el ámbito público.
El hombre nace, además de sin nada, desnudo, salvaje y libre de toda domesticación. Son aseveraciones relacionadas y dependientes de la economía y la instrucción. ¿Quién  no ha recibido una educación que le condicione? Hemos sido criados, inevitablemente, con arreglo a las costumbres y las emociones de nuestros hábitat, alimentos,  padres y maestros. Domeñado nuestro instinto, nuestro sentido, hasta crearnos una identidad irrenunciable. Acaso, ¿alguien puede considerarse libre? ¿Estamos convencidos de ello?
Por eso me permito poner en tela de juicio nuestras creencias. Intento liberarme de las apegadas emociones y de los miedos que nos atrapan. Tener mi propio criterio. Será forzoso saber quienes somos para sentirnos libres. Pero, mientras tanto, ¿por qué no soñar un sueño distinto?¿Por qué no desnudar y separar la existencia personal y económica (hasta ahora inseparables) que nos toca vivir?
Trascendamos la experiencia del esfuerzo y su valoración para tener nuestra recompensa particular. Modifiquemos la escala con que la sociedad se empeña en estimularnos y el mundo se pondrá a nuestros pies. Desmitifiquemos el dinero (paradigma del mundo económico) y dejemos que de él se ocupen las empresas (a través de personas) y lo polaricen; a fin de cuentas forman parte del espacio social. A nosotros (a esas mismas personas) nos bastará con la superación personal, el conocimiento y la bondad, (sin inhibirse del sustento) logrando adiestrar cuerpo y espíritu hasta sentirnos bien con nosotros mismos; a fin de cuentas forman parte del espacio íntimo. Seamos un mismo hombre dual, separado, independiente (íntimo y social).
El ejercicio debe comenzar desde la más tierna infancia. Se requiere de mucho esfuerzo, perseverancia y es fundamental. Repetir una y otra vez como cuando éramos niños. Volver a empezar y perdonarnos. Sin impregnar en sus mentes nuestros miedos, emociones, credos, supersticiones, dogmas u otras intoxicaciones; permitiéndoles una higiene mental lo más amplia y duradera posible, respetando cuanto les rodea.

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